22 noviembre, 2024

Tecnología, el reto a vencer para los carteros

Los retos del cartero y el empleado postal son cada día más evidentes por la llegada de las nuevas tecnologías, en la que cada vez es menor la correspondencia personalizada, que de acuerdo con los empleados postales, era toda una responsabilidad y convivencia en este oficio. 

Julián Javier Hernández Vázquez, jefe de carteros de la sucursal centro de Correos de México, reconoció que el oficio ha sido muy complicado en los últimos años, ya que anteriormente era muy común que la gente se alegraba cuando veía llegar al repartidor, ya que generalmente era para saber de algún ser querido, alguna buena noticia o alguna lamentable, pero ahora, al ser la correspondencia de cuentas bancarias o deudas, se ha vuelto menos amable la gente. 

Dijo que la demanda ha disminuido, por lo que también los empleados, ya que antes se hablaba de hasta 500 carteros para toda la ciudad y ahora se calculan menos de 100. 

Aclaró que muchas veces se piensa que toda la correspondencia que llega a los hogares son de empleados de Correos, cuando algunas instituciones bancarias o empresas privadas contratan el servicio por fuera, razón por la que se cometen más errores.

“Nosotros generalmente somos muy cuidadosos y las rutas son bien conocidas por los carteros”, comentó el responsable de los trabajadores en el sector. 

Luis Carlos Zamora Piña de 51 años, es empleado postal por dos décadas en la matriz del centro, quien ha notado muchos cambios con el paso de los años. Coincidió en que las cartas personales son las de mayor extinción, ya que con las redes sociales suele evitarse este tipo de comunicación. 

Sin embargo, son los connacionales quienes aún usan el correo, pero a las postales de cumpleaños, de navidad a sus familias, etcétera, pero con menor frecuencia. 

“Los estados de cuenta son lo que nos mantienen fuertes, recibos de alguna compañía de servicios, pero ya lo más personal se acaba. Esto también hace que se requieran menos carteros. 

Antes yo repartía cientos de cartas en mi ruta, ahora disminuyó muchísimo”, comentó el experimentado cartero, quien aún que ya existe la motociclet a para repartir, la bicicleta es el vehículo por excelencia, ya que se puede ingresar a partes con banqueta, algo que en la moto no. 

Alfredo Tarango, de 43 años, afirmó que los inconvenientes principales de los carteros son y serán siempre el clima y los perros, que no hay uno sólo que no tenga alguna anécdota de las peripecias. 

“Nos han correteado, hasta mordido. A veces ni dueño vemos o salen. A veces sí, pero es que la gente no tiene cuidado con sus mascotas. Pero sí, los perros no nos quieren mucho a los carteros”, expresó con una sonrisa. 

Pero también reconocieron que todavía hay gente que los apoya, en su mayoría adultos mayores, quienes suelen tratarlos con cariño, les ofrecen agua, los invitan a protegerse del agua, uno que otro pan dulce, además, en ciertas temporadas juntan algo de dinero para apoyar a quienes les llevan el correo, una acción de aprecio muy bien agradecida. 

No obstante, ante estos retos, confían en que ahora que está en auge las compras por internet, usar el servicio de correos como paquetería es una buena opción y es la finalidad, de que también sean como algunas compañías ya conocidas. 

“Esperemos que si haya apoyo para que sigamos con nuestra labor, que la tecnología avance, pero nosotros sigamos”, comentó. Se dice que en los años de la Revolución Mexicana, un tren que trasportaba oro se volcó, el cual también transportaba correspondencia militar, y la persona encargada de llevarlas prefirió las cartas que el oro y huir. 

Eso se dijo fue un 12 de noviembre, razón por la que desde 1931, el entonces presidente de México por menos de dos años, Pascual Ortiz Rubio, decidió instaurar el Día del Cartero y el Empleado Postal. 

Se sabe que el Día del Cartero fue promovido en reconocimiento a dos carteros que salvaron la correspondencia en situaciones críticas; uno en un tren dinamitado por los revolucionarios y otro que cubría la correspondencia con su gorra y su saco para que no se mojara. 

Esto, en honor a los encargados de entregar una carta, la cual es esperada por una persona o una familia, sin importar las circunstancias o el ambiente en que se encuentren en ese momento. 

Eso para unos es un deber, para otros, un acto heroico y no está de más decirlo.

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