En los últimos años se ha visto un incremento en algunas enfermedades “no tan comunes” como el caso del llamado “asma de esófago”, lo cual ha generado una alerta de salud de interés para investigadores.
Esta enfermedad, médicamente denominada esofagitis eosinofílica (EoE), es causada por una reacción inmunitaria excesiva, donde células especializadas llamadas eosinófilos provocan una inflamación crónica.
Según un artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que esta afección está acompañada de una disfagia o dificultad para tragar constante.
Normalmente, el esófago puede estirarse hasta tres veces su ancho en reposo para permitir el paso de alimentos grandes. Sin embargo, en personas con , el revestimiento esofágico se vuelve rígido y propenso a bloqueos, por eso la disfagia es uno de sus síntomas más característicos.
Los expertos han observado que, al momento de analizar exámenes endoscópicos, los pacientes con esofagitis eosinofícila o “asma de esófago” presentan surcos, corrugaciones, anillos, placas blanquecinas y en general un esófago más pequeño, por lo que hay molestias al comer y tragar alimento.
Desde su primera identificación a fines de los años 80, la EoE o “asma de esófago” era extremadamente rara, pero los estudios actuales sugieren que afecta aproximadamente a 63 de cada 100,000 personas, alcanzando el estatus de ‘enfermedad común’.
Varias teorías se han propuesto para explicar el incremento de casos de EoE o “asma de esófago”.
Entre estas, la hipótesis de la higiene sugiere que la limpieza moderna y la menor exposición a microorganismos en la niñez pueden debilitar el entrenamiento del sistema inmunitario, volviéndolo más propenso a alteraciones.
Otros factores incluyen daño prolongado a las células sensibles del esófago debido a dietas modernas y químicos comunes, como pesticidas y detergentes.
Sin embargo, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos menciona que los factores de riesgo conocidos hasta el momento son:
- Ser del sexo masculino
- Tener alergias a otras enfermedades alérgicas como eczema, asma y alergia a ciertos alimentos
- Tener familiares que ya padezcan “asma de esófago”
Es importante estar al tanto si presentas síntomas como dificultad para tragar, vómitos, dolor abdominal, dolor de pecho y reflujo porque podrías ser parte del aumento del llamado “asma de esófago”.
Los alimentos más comunes que exacerban los síntomas incluyen la leche de vaca, el trigo y los huevos, por eso la dieta y el estilo de vida pueden influir en nuestro sistema inmunitario y, por lo tanto, tener un efecto positivo en el asma de esófago para reducir sus molestias.
Los expertos señalan que además esta condición puede tratarse con medicamentos como esteroides, supresores de ácido y algunos anticuerpos.
Sin embargo, un cambio en la dieta y el estilo de vida como lo que se mencionó anteriormente podría ser de gran ayuda para mejorar las molestias provocadas por el aumento del llamado “asma de esófago”.
Si sospechas que tú o algún conocido podría tener esta condición, lo mejor es consultar con un especialista y no automedicarte pensando que es reflujo o gastritis.