Israel intensificó con fuerza sus ataques contra la Franja de Gaza, bombardeando todo el enclave palestino y matando a centenares de personas en una nueva fase más extensa de la guerra que, según Washington, contradice las promesas israelíes de tratar de proteger a los civiles.
El ejército israelí informó el viernes de que había atacado más de 450 objetivos en Gaza desde tierra, mar y aire en las últimas 24 horas, la mayor cantidad desde que se rompió la tregua la semana pasada y cerca del doble de las cifras diarias que se suelen comunicar desde entonces.
Con la gran mayoría de los habitantes de Gaza desplazados y sin acceso a ayuda alguna, los hospitales saturados y sin alimentos, la principal agencia de la ONU en la zona afirmó que la sociedad está “al borde de un colapso total”.
Tanto los residentes como el ejército israelí informaron de los combates más intensos en zonas del norte -donde Israel afirmó que sus tropas completaron en gran medida sus tareas el mes pasado-, así como en el sur, donde lanzaron un nuevo asalto esta semana.
El Ministerio de Salud de Gaza informó el jueves de la muerte de 350 personas, lo que eleva a más de 17.170 el número de fallecidos en los dos meses de campaña israelí en Gaza, con miles más de desaparecidos y presuntamente sepultados bajo los escombros. El viernes por la mañana hubo más bombardeos en Jan Yunis, en el sur, en el campo de Nusseirat, en el centro, y en la Ciudad de Gaza, en el norte.
“Cuando llevamos casi una semana de campaña en el sur (…) sigue siendo imperativo que Israel dé prioridad a la protección de los civiles”, dijo el jueves el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una conferencia de prensa en Washington.
“Y sigue habiendo una brecha entre (…) la intención de proteger a los civiles y los resultados reales que estamos viendo sobre el terreno”, agregó.