Otis no sólo devastó hace un mes los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez.
El huracán categoría 5 también golpeó las zonas rocosas de las playas del océano Pacífico en las que viven peces, crustáceos y gusanos de diversas especies, además de generar corrientes intensas que rompieron ecosistemas marinos, explicó David Salas, especialista en oceanografía física.
En entrevista con Excélsior, el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM indicó que Otis también alteró la arena de las playas, lo que impide que las tortugas vuelvan a desovar en ellas, sin contar las toneladas de basura que el meteoro arrojó al mar. Además, esos desechos pueden ser consumidos por los animales marinos y golpear los sistemas arrecifales.
Ya dos meses antes de que el huracán impactara las costas de Guerrero, expertos alertaron en un mapeo de la muerte de arrecifes de coral por el aumento de las temperaturas, como efecto del cambio climático y El Niño.
El pasado jueves, el gobierno federal reportó que Otis dañó 274 mil viviendas y 47 mil 627 locales.
Dos meses antes de que el huracán Otis impactara las costas de Guerrero, expertos alertaron en un mapeo de la muerte de arrecifes de coral por el aumento de las temperaturas, como efecto del cambio climático y El Niño. A ese panorama, ahora se suma el daño causado por Otis.
El pasado 25 de octubre el huracán, de categoría 5, golpeó la costa, dejando al menos 50 muertos y cuantiosos daños materiales, principalmente en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez. Pero la afectación no se reduce a ello, el ecosistema marino fue otra de sus víctimas.
Otis golpeó las zonas rocosas de las playas del Pacífico, en las que viven muchos organismos, peces, pequeños cangrejos, gusanos que son genéticamente primos de los gusanos de tierra, cuando un huracán de esa fuerza impacta, rompe partes de esas zonas rocosas o generan corrientes muy intensas que penetran en los huecos donde habitan estas especies, rompiendo su ecosistema”, afirmó el oceanógrafo David Salas.
En entrevista con Excélsior, el especialista, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, comentó que el huracán “barrió con muchas playas que son utilizadas por organismos para su ciclo de reproducción, como las tortugas”.
Además de las toneladas de basura que el mismo meteoro arrojó al mar y que puede ser consumida por los animales, o golpear los sistemas arrecifales.
En julio, la temperatura del agua en el mar de Acapulco llegó a 32°C, de acuerdo con datos de la Administración Oceánica y Atmosférica del gobierno de EU; en ese entonces, en la isla de la Roqueta, por ejemplo, el daño a los arrecifes de coral fue situado como grave.
Esto se agravará con el paso de Otis que se gestó rápidamente a más de 30° de la temperatura del mar y que barrió con los conductos tubulares que crean las especies que habitan cerca de la zona arrecifal.
Sin embargo, hay un efecto positivo, aunque de corta duración. “En la zona profunda, la turbulencia que produce el huracán mezcla el agua y hace que muchas partículas microscópicas, que son alimento para el fitoplancton, reciban todos esos nutrientes, resultado de los peces y plantas que se mueren”, agregó Salas.