Rusia hizo despegar el pasado viernes hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) un cohete Soyuz con dos cosmonautas rusos y una astronauta estadunidense a bordo, un inusual símbolo de cooperación en un período especialmente tenso en la relación entre Rusia y Estados Unidos.
El cohete despegó a la hora prevista (15:44 GMT) desde el cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazajistán, según imágenes transmitidas en directo por la agencia espacial rusa, Roscosmos.
El lanzamiento se produjo menos de un mes después de la pérdida de la sonda lunar rusa Luna-25, que se estrelló en el satélite de la Tierra. Un fracaso que dejó de manifiesto las dificultades del sector espacial ruso desde hace años, por falta de financiación y varios escándalos de corrupción.
El cohete Soyuz debe llevar a la EEI a los cosmonautas rusos Oleg Kononenko (59 años) y Nikolai Chub (39), y a la astronauta de la NASA Loral O’Hara (40), que al igual que Chub vuela por primera vez al espacio.
“Es un momento muy especial, y tengo un sentimiento muy agradable de formar parte de algo que va más allá de nosotros y que ha reunido a tanta gente. Estoy entusiasmada con esta misión”, declaró O’Hara el jueves en una conferencia de prensa en Baikonur.
“El ambiente es bueno y la tripulación está lista para cumplir con todas las tareas que se le confíen”, apuntó de su lado Nikolai Chub.
Los tres tomarán el relevo de los rusos Sergéi Prokopiev y Dmitri Petelin, y del norteamericano Frank Rubio, que llegaron a la EEI hace un año.
Su misión fue prolongada al haberse dañado la nave de retorno, el Soyuz MS-22, que en diciembre de 2022 sufrió una importante fuga cuando estaba amarrada a la EEI. Según Moscú, el incidente se debió al impacto de un micrometeorito.
El sector espacial es uno de los pocos en los que hay cooperación entre Rusia y Estados Unidos, en un contexto muy tenso por el conflicto de Ucrania.
La estadunidense Loral O’Hara estimó por ello el jueves que la ISS es “un símbolo de paz y de cooperación”.
“Al contrario de lo que pasa en tierra (…) donde los países no se entienden muchas veces, ahí arriba nos comprendemos muy bien, y somos muy sensibles con nuestras relaciones. Nos preocupamos unos por otros”, abundó Kononenko.