El presidente de Serbia negó el domingo los reportes de Estados Unidos y otras fuentes sobre una acumulación de tropas junto a la frontera con Kosovo, y denunció una “campaña de mentiras” contra su país tras un tiroteo la semana anterior que dejó cuatro muertos y avivó las tensiones en la inestable región balcánica.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea expresaron su preocupación esta semana sobre lo que describieron como un incremento del despliegue militar en la frontera de Serbia con su antigua provincia, e instaron a Belgrado a reducir su contingente en la zona.
El gobierno de Kosovo dijo el sábado que supervisaba los movimientos de los militares serbios desde “tres direcciones distintas”. Pristina instó a Serbia a retirar de inmediato sus tropas y desmilitarizar la frontera.
“Se ha lanzado (…) una campaña de mentiras contra nuestra Serbia”, respondió el presidente, Aleksandar Vucic, en un video en Instagram. “Han dicho muchas mentiras sobre la presencia de nuestras fuerzas militares (…) De hecho les molesta que Serbia tenga lo que describen como armas sofisticadas”.
Reporteros de Associated Press que viajaban por la región fronteriza el domingo vieron varios vehículos militares de transporte de tropas serbios que se alejaban hacia el centro de Serbia, un indicio de que el ejército podría estar reduciendo su presencia en la región tras peticiones del secretario de Estados Unidos, Antony Blinken, y otros.
Las tensiones se han disparado en la región tras un incidente el pasado domingo en el norte de Kosovo, en el que serbios fuertemente armados intercambiaron disparos con policías de Kosovo. Fue uno de los peores choques desde que Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008 y llevó a la OTAN a anunciar que reforzará su misión de paz en el país.
Serbia ha negado las acusaciones de Kosovo de que entrenó al grupo de unos 30 hombres que dispararon contra los policías, mataron a uno de ellos y después se atrincheraron en un monasterio cristiano ortodoxo en el norte de Kosovo. Tres insurgentes murieron en el prolongado tiroteo posterior.
Kosovo también ha dicho que investiga la posible implicación de Rusia en el incidente. Serbia es el principal aliado de Rusia en Europa y hay temores en Occidente sobre que Moscú pueda intentar instigar problemas en los Balcanes para desviar la atención de la guerra en Ucrania.
John Kirby, vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo el viernes que las autoridades de Estados Unidos monitoreaban un gran despliegue de tropas serbias junto a la frontera con Kosovo, que describió como “una colocación sin precedentes de artillería avanzada serbia, tanques y unidades de infantería mecanizada”.
En los últimos meses, Vucic ha subido varias veces el nivel de preparación para el combate de las tropas serbias en la frontera con Kosovo. Belgrado también ha reforzado a sus tropas con armas y otros equipos, comprados principalmente a Rusia y China.
“Seguiremos invirtiendo en la defensa de nuestro país, pero Serbia quiere paz”, dijo el presidente el domingo. “Todo lo que dijeron se lo inventaron y mintieron, y sabían que se lo estaban inventando y mintiendo”.
El tiroteo de la semana pasada cerca del poblado de Banjska siguió a meses de tensiones en el norte de Kosovo, donde la mayoría población es de etnia serbia y ha reclamado un autogobierno. Docenas de soldados de las fuerzas de paz de la OTAN conocidas como KFOR resultaron heridos en mayo en un enfrentamiento con personas de etnia serbia que protestaban contra la presencia de policías kosovares en la zona.
Washington y Bruselas, que temen más inestabilidad mientras continúa la guerra en Ucrania, han intentado negociar una normalización de las relaciones entre Serbia y Kosovo, pero ninguno de los dos bandos ha aplicado el acuerdo preliminar alcanzado hace poco dentro de un diálogo auspiciado por la UE.