24 noviembre, 2024

Las reservas de Argentina se desploman a su valor más bajo desde 2006 tras un nuevo pago al FMI

Argentina se endeuda cada vez más para hacer frente a los vencimientos de deudas previas. El Gobierno argentino informó que pagaría este lunes el equivalente a 2.700 millones de dólares a su principal acreedor, el Fondo Monetario Internacional. Lo hizo con un préstamo concedido por el CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y con yuanes procedentes de la ampliación del intercambio de monedas con China. Como resultado del pago, sus reservas brutas sufrieron una nueva caída, hasta los 24.032 millones de dólares, el valor más bajo desde 2006.

El ministro de Economía, Sergio Massa, quien es también precandidato a presidente del peronismo, anticipó en un mensaje grabado esta mañana que el Estado no usaría “ni un solo dólar de sus reservas” para pagar al FMI este lunes. La mayor parte del desembolso —1.700 millones de dólares— fue en yuanes, tras haber activado el segundo tramo del swap de monedas de libre disposición. Es un monto ligeramente superior a la reducción de reservas informada este lunes por el Banco Central de la República Argentina.

Se trata de la segunda vez que el Gobierno recurre a la financiación ofrecida por China, cuyo destino inicial era pagar las importaciones procedentes del gigante asiático en reemplazo del dólar. Para los otros mil millones se usó el crédito concedido por el CAF.

El pago al FMI tiene lugar tres días después de que el Gobierno argentino alcanzase un nuevo acuerdo con el organismo internacional —que debe ser aprobado por el directorio del Fondo a finales de agosto— para recibir otra inyección de 7.500 millones de dólares. El FMI admitió que la pérdida de más de 20.000 millones de dólares en exportaciones debido a una de las peores sequías de la historia de Argentina hacía inviable el cumplimiento de las metas pactadas para este 2023, como la acumulación de reservas y la reducción del déficit fiscal.

Según las nuevas condiciones, Argentina deberá cerrar el año con un déficit fiscal del 1,9% (las previsiones más optimistas hablan del 2,4%) y aumentar sus reservas internacionales en 1.000 millones de dólares, frente a los 8.000 pactados inicialmente. Ambos objetivos parecen difíciles de alcanzar sin una importante reducción del gasto público. Cualquier medida en ese sentido se tomará tras las elecciones primarias del próximo 13 de agosto, en las que Massa espera superar con comodidad a su rival en la interna del peronismo, Juan Grabois, y quedar como candidato firme de cara a las presidenciales de octubre. Hacerlo antes equivaldría a dispararse en el pie.

La deuda, sin embargo, no entiende de plazos electorales y no da tregua. Entre el martes y el viernes, Argentina debe afrontar el pago de intereses por cerca de 800 millones de dólares. El Gobierno no ha anticipado cómo los pagará.

Hasta entonces, Massa hace malabares para intentar mantener la economía bajo control. La semana pasada anunció más impuestos a las importaciones, más restricciones a la compra de dólares y nuevas devaluaciones del peso por sectores. La cotización oficial, por la que un dólar se vende a 286 pesos, es casi una ficción. Para el sector agroexportador, la principal fuente de ingreso de divisas de Argentina, se ha fijado un tipo de cambio de 340 pesos. Las empresas y actores financieros pueden conseguir los codiciados billetes verdes a un valor que oscila entre 511 y 528 pesos en los conocidos como dólar MEP y contado con liqui, mientras que los argentinos de a pie que quieren ahorrar en dólares tienen que desembolsar 550 pesos por cada moneda estadounidense.

El mercado local reaccionó este lunes sin sobresaltos al acuerdo firmado con el FMI. Tanto en Argentina como en Estados Unidos, todos los ojos están puestos en el resultado de las primarias. Los economistas advierten que la escasez de reservas internacionales deja al país con pocas herramientas para enfrentar una corrida cambiaria tras las elecciones. En su último informe, el banco de inversión J. P. Morgan advierte del riesgo de que en el segundo semestre empeoren los desequilibrios monetarios y cambiarios, crezca la brecha entre el dólar oficial y el paralelo y la inflación, que es ya del 115,6% interanual, se acelere aún más.

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