La Fiscalía ha pedido un máximo de cien años de cárcel para Donald Trump y de 90 para su ayudante de cámara, Waltine Nauta, por sustraer secretos de Estado de la Casa Blanca, negarse a devolverlos, mentir a las autoridades, ocultarlos, y obstruir la acción de la justicia. Así lo expone en el auto de procesamiento que fue entregado a los abogados de Trump el jueves y hecho público el pasado viernes.
El martes, el ex presidente de Estados Unidos será oficialmente detenido – aunque eso no significa que vaya a ser encerrado en una celda – en Miami. Trump ha pedido a sus seguidores que acudan a esa ciudad, un llamamiento que ha sido repetido por muchos de los líderes que le apoyan, lo que ha levantado el temor a que se produzcan incidentes. Por el momento, no se sabe si el juicio, que con toda probabilidad tendrá lugar en el año de las elecciones, 2024, se celebrará en la ciudad.
En total, Trump afronta 38 cargos por 7 delitos. De los primeros, 31 son por retención voluntaria de información relativa a la defensa nacional. La comisión de ese presunto delito supone un máximo de 10 años de cárcel más 3 años en libertad condicional. El cargo número 32 es por obstrucción a la justicia, y acarrea un tope de 20 años de cárcel más 3 de libertad condicional.
La retención voluntaria de información sobre la defensa de EEUU es un delito establecido por la Ley de Espionaje, establecida en 1917 para evitar la entrega de información sensible a las potencias centrales -Alemania y Austria- durante la Primera Guerra Mundial. Esta norma ha sido la principal herramienta legal empleada por Estados Unidos para luchar contra el espionaje llevado a cabo por sus ciudadanos.
Entre sus casos más famosos está el del matrimonio Julius y Ethel Rosenberg, que fueron condenados a muerte y ejecutados en 1953 por pasar todo tipo de información militar a la Unión Soviética de Stalin. También está el del espía de Israel Jason Pollard, cuya sentencia a cadena perpetua fue recortada tras 28 años de cárcel. No tuvo esa suerte Robert Hanssen, un miembro del Opus Dei que falleció esta semana en la cárcel, donde llevaba 22 años tras haber sido condenado por décadas de espionaje en favor de la Unión Soviética, primero, y de Rusia, después.
Las mismas penas máximas son aplicables a los tres cargos contra Trump por ocultar documentos, uno de ellos con el agravante de que lo hizo para obstaculizar una investigación del Estado federal y otro con la acusación añadida de corrupción. Así pues, ya llevamos 90 años de cárcel y 15 de libertad condicional. Los dos últimos cargos corresponden a los delitos de conspiración para ocultar y falso testimonio, cada uno con 5 años de cárcel y 3 de libertad condicional como máximo. El total es, así pues, 100 años de cárcel y 31 de libertad condicional.
Aparte, Trump podría ser condenado a pagar una multa que, en el peor de los casos, alcanzaría una cuantía de dos millones de dólares (1.860.000 euros). Ésa es una cantidad ínfima para Trump que, según la revista financiera Forbes, tiene un patrimonio de 2.500 millones de dólares (2.300 millones de euros). El año 2022 fue muy malo para el bolsillo del ex presidente, que vio su riqueza caer en 700 millones de dólares, es decir, un 22%, debido al desplome del valor de su red social, Truth, que ha pasado de tener una valoración de 700 millones de dólares a solo entre 5 y 25 millones, de acuerdo con la documentación presentada por el propio Trump.
Estas penas son las máximas que acarrean los delitos de los que Trump es acusado. Pero la decisión final corresponde al jurado del caso – que deberá decidir si es culpable o no – y al juez, que decidirá el número de años y la cuantía de la penalización económica. El ex presidente no es, tampoco, el único acusado. Casi olvidado por los medios de comunicación y la opinión pública en general está su ayuda de cámara, Waltine Nauta, que se expone a 90 años de cárcel, 18 años en libertad condicional, y 1,5 millones de dólares (1,4 millones de euros) en multas.