Por: Diego Contreras Rascón
Hoy, 7 de junio, celebramos el Día de la Libertad de Expresión en México, un derecho fundamental consagrado en nuestra Constitución Política y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En teoría, esta fecha debería ser un recordatorio de la importancia de manifestar y difundir nuestras opiniones, ideas e información. Sin embargo, en la práctica, nos enfrentamos a una realidad preocupante.
Es lamentable constatar que, para algunos actores de la oposición, la libertad de expresión solo parece ser un valor cuando los mensajes de la prensa les convienen. En el estado de Chihuahua, por ejemplo, hemos sido testigos de cómo los gobiernos como el del PAN han coartado esta libertad mediante amenazas de rescindir contratos de publicidad de los medios de comunicación. La autonomía y la imparcialidad de la prensa se ven comprometidas cuando se utiliza la publicidad oficial como una herramienta de control y manipulación.
No podemos ignorar las numerosas denuncias por parte de los representantes de la prensa, quienes se han quejado de las malas prácticas de los Coordinadores de Comunicación Social del Gobierno Municipal y Estatal. Se les ha obligado a difundir únicamente una versión de los hechos, restringiendo su capacidad de informar de manera objetiva y veraz. Millones de pesos destinados a pagos de publicidad se utilizan como una forma de chantaje para silenciar o distorsionar la verdad. En este panorama, la libertad de expresión se ve gravemente amenazada.
Es fundamental reflexionar sobre el significado de este día y sobre la verdadera importancia de luchar por una libertad de expresión. No podemos permitir que los intereses políticos y económicos socaven uno de los pilares de nuestra democracia. La libertad de expresión no puede ser un privilegio selectivo, sino un derecho que todos debemos defender y respetar.
En el caso de Chihuahua, resulta urgente que la sociedad y las instituciones trabajen de manera conjunta para garantizar que la libertad de expresión sea una realidad. Es necesario establecer mecanismos de protección y promoción de la autonomía de los medios de comunicación, así como impulsar una cultura de transparencia y rendición de cuentas. Solo así podremos construir una sociedad informada, crítica y participativa.
No podemos pasar por alto el hecho de que Chihuahua tiene una deuda pendiente con los miembros de la prensa en el caso del asesinato de la periodista Miroslava Breach. Este trágico evento se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos de la violación a la libertad de expresión, creando un profundo temor entre los reporteros a abordar temas sensibles para el estado de Chihuahua.
En este Día de la Libertad de Expresión, debemos recordar que nuestra lucha por la plena garantía de este derecho no ha concluido. Es momento de unirnos y alzar la voz contra cualquier forma de censura y manipulación. La libertad de expresión es la piedra angular de una sociedad libre y democrática. No permitamos que sea vulnerada en Chihuahua ni en ningún otro lugar.