Dos mil 191 días después, el destino futbolístico quiso replicar un capítulo de su historia en México con una curiosa repetición de hechos durante la gran final del Clausura 2017 con dos protagonistas que, más allá de la eterna discusión, desatan un sinfín de interés en los alrededores de la República Mexicana.
Así pues, el Club Deportivo Guadalajara, con una figura en el banquillo que le ha devuelto las ganas de luchar e insistir sobre el terreno de juego, recibió a unos Tigres de Nuevo León ilusionados con conseguir la octava estrella de su historia para cerrar un renacer sin precedentes en el futbol mexicano.
Con múltiples banderas rojiblancas en los alrededores del Estadio Akron, el terreno fue hostil deportivamente hablando para un rival que buscó revancha desde el primer segundo sobre un verduzco pasto deteriorado.
Sin embargo, en medio del júbilo rojiblanco, Roberto Alvarado acrecentó la ilusión a los 10 minutos de juego con un golazo desde la derecha, banda por la cual recortó hacia dentro y, con creces, mandó el balón al fondo de las redes con una ubicación exacta al palo derecho de Nahuel Guzmán.
El golpe anímico fue tan tremendo que, tan sólo 10 minutos después, Víctor Guzmán aumentó la ventaja a dos goles con un penal en movimiento tras un tiro de esquina donde los amazónicos se perdieron totalmente.
Aunque intentaron con simples esbozos, ninguno de los atacantes visitantes despertaron sino hasta el complemento, lapso donde despertaron con senda intensidad en el sector ofensivo.
Después de 15 minutos intentando, Antonio Briseño les dio vida con una mano inverosímil que le dio la pena máxima a un equipo regiomontano que encontró vitalidad en dicha acción.
Fue en los botines de André Pierre-Gignac quien, con creces, mandó el esférico al fondo de las redes para hacerse presente por primera ocasión en la Liguilla del Clausura 2023.
El gol fue una inyección moral increíble, pues a los 71 minutos de partido, Sebastián Córdova emparejó las acciones con un sólido cabezazo al segundo palo que fue imposible de detener para Miguel “Wacho” Jiménez.
El dramatismo siempre estuvo presente y, siguiendo esa tónica, las acciones se fueron a los tiempos extra al no existir otra palabra en el vocabulario más que la de buscar al campeón número 108 del futbol mexicano.
Es allí, en el tiempo suplementario, donde el ahínco felino se hizo presente con una anotación sufrida de Guido Pizarro que, con un cabezazo en la última instancia, mandó el balón al fondo de las redes para sentenciar una noche de tristeza en la nación rojiblanca.
De esta manera, el octavo título de su historia llega a la institución de los Tigres de Nuevo León quienes, de forma agónica y sufrida, le amargaron la fiesta a las Chivas de Paunovic con un sorpresivo 2-3.