Max Verstappen se reafirmó como el mejor piloto de Fórmula 1 después de conquistar el Gran Premio de Mónaco, sacando provecho de su pole position, lugar que no soltó en ningún momento de la competencia en una carrera bastante accidentada para su coequipero, Sergio Pérez.
El piloto mexicano tuvo un arranque prometedor pese a largar en la última posición y rápidamente saltó dos posiciones para colocarse en el lugar 18 y realizó una parada estratégica en el área de pits apenas en la vuelta 2 para cambiar a neumáticos duros, por lo que todo apuntaba a que ya no realizaría ninguna parada en la competencia.
En la vuelta 12 se encendieron las alarmas después de que Carlos Sainz y Esteban Ocon tuvieron un ligero choque que dañó el alerón delantero del español; sin embargo, la carrera continuó sin ningún problema.
Conforme avanzó la competencia Checo Pérez comenzó a escalar posiciones, rebasando a Logan Sargeant y Lance Stroll, pero en la vuelta 37, el mexicano tuvo un roce con Kevin Magnussen en su lucha por escalar posiciones, pero en el impacto se dañó su alerón delantero, lo que le obligó a realizar su segunda escala en boxes, bajando hasta la posición 19.
Pasando la vuelta 50 la lluvia comenzó a caer sobre el Circuito de Montecarlo, por lo que varios pilotos ingresaron a boxes para cambiar a neumáticos intermedios y manejar de mejor forma en la pista.
Sin embargo, varios de ellos sufrieron estragos, como el caso de Checo Pérez, que en una de las curvas de la vuelta 60 no frenó a tiempo y alcanzó a impactar el monoplaza de George Russel, pero la carrera continuó sin inconvenientes.
Sobre el final de la competencia, la lluvia dejó de caer y la pista comenzó acecarse, por lo que los pilotos aceleraron el motor y Max Verstappen terminó por conquistar por segunda ocasión el principado para afianzarse en el liderato de la temporada.