El muro construido por el presidente Donald Trump entre Estados Unidos y México ha dejado impactos ambientales en la frontera, agravados en Cañones del Sol y Matadero, entre Tijuana y San Isidro, California, así como en El Pinacate y el Gran Desierto de Altar, Sonora, debido a la obstrucción y desviación de aguas internacionales de los ríos Bravo y Colorado. Además de que se usó territorio mexicano en su edificación.
México expuso a la Unesco los impactos negativos por el muro en el reporte enviado al organismo internacional sobre el estado y conservación de La reserva de la biosfera el Pinacate y el gran Desierto de Altar.
Hasta 2021 abarcaba una extensión de mil 226 kilometros, 38.6 por ciento de la frontera entre México y Estados Unidos, y la mayor parte de la barrera física se ha construido en la frontera terrestre y el río Colorado, en una longitud de mil 122 kilómetros, indica el reporte. En algunas áreas se trata de barreras que obstruyen el paso de vehículos, en otros sitios se impide el acceso de éstos y de personas.
En el documento, el gobierno de México señala que los casos más críticos de impactos de la barrera han ocurrido donde se obstruye la escorrentía de aguas pluviales, creando un remanso que ha inundado casas en el lado mexicano.