23 noviembre, 2024

Cuando la justicia social viaja en bicicleta. . . La opinión de Benjamín Carrera

La opinión de Benjamín Carrera.- De acuerdo con ONU Hábitat, satisfacer las necesidades de peatones y ciclistas es una solución fundamental de movilidad que ayuda a las ciudades a desvincularse del crecimiento urbano desmedido, mejorando a la par la calidad de vida de los habitantes, así como la seguridad vial.

De igual forma, la Organización Mundial de la Salud indica que la infraestructura que garantiza seguridad al caminar y andar en bicicleta contribuye a una mayor equidad en la salud. De hecho, para el sector social más vulnerable que no cuenta con acceso a un vehículo privado, la bicicleta constituye una forma de transporte accesible, saludable, equitativo y rentable.

En el caso de Ciudad Juárez, las ciclovías representan más que una alternativa de movilidad: otorgan reconocimiento a una de los medios de transporte que utiliza el 11% de las personas en Ciudad Juárez, visibilizando a las aproximadamente 42,800 personas que utilizan la bicicleta para realizar sus recorridos.

Es necesario recalcar que, Juárez es el primer lugar entre aquellos municipios mortales para ciclistas y peatones en todo México, situación que se postergará si se sigue privilegiando al transporte motorizado sobre otras alternativas, sobre todo cuando no se hace uso de una planeación conciliadora y efectiva para todo tipo de transporte.

Lamentablemente, pareciera que, para ciertos actores políticos, el derecho que todas las personas tienen para circular y utilizar los medios que les sean más convenientes para transportarse, depende más de una cuestión que apunta a lo económico sobre lo social; mucho se habla de ciclovías mal planeadas y se relaciona en este punto incluso con el hecho de la merma en la recaudación de los “parquímetros” aseverando además que las personas han aprobado el retiro de la infraestructura… claro está, las personas que se oponen.

Pero aquí bien vale plantear lo siguiente. Si bien se argumenta que las ciclovías son mínimamente utilizadas, volvemos a lo mismo: mientras las ciclovías se implementen en tramos intermitentes, en lugares con poca circulación de ciclistas y mientras no se promuevan los derechos de aquellas personas que recurren al transporte no motorizado y se socialicen los beneficios, el número de usuarios se verá afectado.

Para lograr una mejor ciudad, se trate del lugar que se trate, es necesario avanzar en cuanto a los requerimientos no sólo de una agenda de movilidad sustentable y de seguridad vial, contemplando no sólo a quienes usan bicicleta, sino a peatones incluso a quienes utilicen el transporte público como opción.

Contrario a lo que se piensa, la promoción de alternativas de transporte no motorizado, además de requerir una mucho menor inversión, promueve el consumo en pequeños comercios y mejora la salud de las personas.

Es por eso que hoy le invito a pensar en aquellas personas que diariamente arriesgan su integridad al recorrer ya sea por gusto o por necesidad, las calles a pie o en bicicleta y me atrevo a finalizar con lo siguiente: la permanencia de las ciclovías no debe medirse por la cantidad de usuarios que tiene, sino por las vidas que salva.

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