Conocer el precio del combustible, el tráfico dentro de la ciudad y ahorrar combustible son algunas de las ventajas poco conocidas de usar el navegador.
Con ocho millones de desplazamientos el pasado año y concentrados en muy pocos días, el puente de la Constitución es uno de los momentos más intensos en lo que se refiere al tráfico. Una concentración de vehículos que puede atrapar a los conductores en los puntos neurálgicos, pero que puede aliviarse si se utiliza un navegador GPS conectado.
Las aplicaciones de navegación mediante GPS cuentan con una misión fundamental: llevar al conductor del punto a al punto b, en el menor tiempo posible (así es como vienen configurados por defecto el grueso de los navegadores). Sin embargo, estas sofisticadas aplicaciones cuentan con más funciones con las que se puede lograr que el viaje sea mucho más eficiente.
Por lo general, nos hemos acostumbrado a introducir el destino del viaje ya sentados en el vehículo y con el cinturón de seguridad puesto; no hay nada malo en ello, pero no es la solución más eficiente. ¿Por qué motivo? Los flujos del tráfico no suelen variar mucho en los recorridos, con lo que el big data permite conocer con antelación y con poco margen de error, cuál es la mejor hora de salida.
De esta manera, se puede indicar a la aplicación de navegación de víspera cuál será el destino de nuestro viaje y la hora aproximada de salida. ¿Qué se consigue con esto? La aplicación de navegación mostrará las horas de más tráfico en función al histórico de tráfico de esa ruta y teniendo en consideración la hora. De esta manera, el sistema mostrará qué momentos son mejores para iniciar la ruta y cuáles evitar. Para seleccionar la hora de salida, basta con indicarlo en el momento de conocer la ruta (en Google Maps y Apple Maps), o bien en el apartado ‘Mi Waze’ de Waze.
Con la gasolina por las nubes, son cada vez más los conductores que escogen la ruta más económica como alternativa a la más rápida; en realidad, pueden separar a ambas apenas unos pocos minutos, pero la diferencia económica, cuenta. Para ello, aplicaciones como Google Maps cuentan con una función específica que busca precisamente la ruta más económica en términos de consumo.
Esta nueva opción —disponible al seleccionar la ruta— toma en consideración variables como la distancia en kilómetros, las elevaciones, y hasta el tipo de vehículo que se va a conducir (no es lo mismo un híbrido que un diésel), para calcular la ruta más eficiente. Google explica en su blog que unos pocos minutos más de conducción pueden producir un ahorro muy considerable en el consumo, y es que no siempre la autopista es la mejor forma de viajar de un punto a otro.
Es una de las funciones que ofrecen más valor añadido al usuario y es que, las aplicaciones conectadas, permiten conocer en tiempo real cuál es la densidad del tráfico en un momento dado. Esto facilita a los algoritmos hacer cálculos inmediatos (hasta el punto de modificar la ruta, una vez estamos conduciendo), y de esta manera asegurarse de llegar a destino en el menor plazo de tiempo posible.
Esta función es especialmente interesante en el entorno urbano, donde una retención puede atraparnos en cuestión de segundos. ¿Cómo saben las aplicaciones de navegación la situación del tráfico en tiempo real? El grueso de las aplicaciones de navegación emplean fuentes de tráfico comunes (generalmente, oficiales), pero también la que se generan desde los dispositivos móviles.
No hace falta abrir una aplicación de navegación para ‘informar’: los móviles envían su posición a los servidores (tanto de Google como de Apple), salvo que el usuario solicite que no se haga. Y con esta información, los algoritmos calculan la velocidad media, un dato que, acompañado del histórico del tráfico, permite informar con gran precisión de una retención y recalcular la ruta.
El respeto de los límites de velocidad es fundamental para una conducción segura, pero en muchas ocasiones y en rutas que no son habituales, puede ser que nos despistemos y rebasemos estos límites. En este sentido, algunas aplicaciones de navegación cuentan con avisadores sonoros que se activan tan pronto como el vehículo ha rebasado la velocidad máxima permitida.
La cartografía con la que trabajan las distintas apps de navegación GPS, cuentan con los límites de velocidad por cada ruta en la que se circula, con lo que el usuario solo tiene que activar dichos avisos. En Waze y Google Maps (Android), basta con pulsar sobre Mi Waze/Ajustes/Velocímetro, y activar la alerta; Apple Maps no alerta del exceso de velocidad, pero muestra el límite en la pantalla.
Cuando se viaja a un lugar que no se conoce, todo es nuevo, y esto es especialmente importante en lo que se refiere al aparcamiento. En este sentido, es aconsejable observar con la vista satélite, cómo son los accesos al parking, o bien si existe alguna zona de aparcamiento en la zona.
“Suelo usar mucho Google Maps para ver si las entradas de los parkings cuentan con una señal de altura”, explica Ricardo Colloto, el popular Taxioviedo en Twitter, “lo uso para saber si podré entrar con la furgoneta”. Este truco tan sencillo consiste en introducir la dirección de destino y aplicar la vista satélite para analizar accesos, zonas de aparcamiento y demás circunstancias que en el momento de la llegada puedan importunar al conductor.
Dependiendo del destino y de la cobertura, puede suceder que la aplicación de navegación no pueda acceder a los mapas en un momento dado. Para evitar esta estresante situación, lo mejor es descargar la zona de destino en el móvil, de forma que siempre se cuente con la posibilidad de conducir con indicaciones (aunque sin información relativa al tráfico).
Google Maps permite descargar zonas determinadas en el dispositivo, e incluso nos alertará cuando considere que dicho mapa pueda estar desactualizado. Para ello, basta con pulsar sobre el icono del usuario en la parte superior derecha e ir a Mapas sin conexión y seleccionar el área a descargar.