El Congreso holandés ha pedido este jueves explicaciones al Gobierno por la muerte de un bebé de tres meses en el gimnasio del centro nacional que gestiona las peticiones de asilo. La falta de lugares de recepción para derivar desde ese centro, situado en la localidad de Ter Apel, al norte del país, a los solicitantes ha llevado al hacinamiento dentro y fuera de sus dependencias. Debido a ello, unos 700 refugiados han tenido que dormir a la intemperie durante varias noches. El fallecimiento del pequeño ha sido confirmado por Eric van den Burg, secretario de Estado de Justicia, y se ha abierto una investigación. Por su parte, Médicos sin Fronteras, que ha enviado un equipo al lugar de la primera de operación de esta clase realizada en Países Bajos, asegura que dos hombres han tenido que ser trasladados de urgencia al hospital. El Ayuntamiento de Groningen, municipio al que pertenece Ter Apel, no quiere que haya gente durmiendo al aire libre a partir de este viernes.
Uno de los enfermos es diabético y no ha podido disponer de insulina durante días. El otro tiene problemas de corazón, según portavoces de Médicos sin Fronteras. En estos momentos, el servicio de Inspección de Sanidad y de Menores investiga las causas de la muerte del bebé, como explica en una nota publicada por el Ministerio de Justicia. Dice lo siguiente: “Por ahora, sabemos poco de lo ocurrido. Desgraciadamente, no había ayuda médica a mano”. Los inspectores deben averiguar si se trató de un problema médico y también si fue ofrecido apoyo antes del fallecimiento. Además, examinarán las condiciones del gimnasio, y de los espacios exteriores en Ter Apel. La organización humanitaria presta asistencia sanitaria básica y psicológica en el exterior del centro, y ha constatado la presencia de infecciones de la piel y heridas entre las personas allí concentradas. Esto último lo atribuyen a la falta de higiene; no hay suficientes cuartos de baño y los que hay tampoco están limpios.
Las imágenes de cientos de personas durmiendo en sacos o en tiendas de campaña junto a los edificios del centro han sorprendido y avergonzado a partes iguales a la sociedad holandesa, que hasta ahora asistía a un tira y afloja entre el Gobierno central y los poderes locales para poder alojar temporalmente a la gente. Todos se señalaban entre ellos, pero la falta de lugares de acogida, unida a la negativa de unos 250 municipios a aceptar solicitantes de asilo, ha provocado un tapón que la muerte del bebé ha hecho insoportable.
Después de reunirse con el resto del Gabinete, la ministra de Justicia, Dilan Yesilgöz, ha declarado que está buscando la forma de ayudar “junto con varios municipios”. “Solo se puede resolver el problema de la recepción de solicitantes de asilo disponiendo de más lugares”, ha defendido.