El fabricante holandés de cerveza Heineken anunció este lunes que se retira de Rusia, sumándose así a la lista de empresas occidentales que abandonan el mercado ruso a raíz de la invasión de Ucrania.
La segunda mayor cervecera del mundo ya había suspendido las ventas y la producción de su marca en Rusia y había interrumpido nuevas inversiones y exportaciones hacia el país este mes. ‘Estamos muy conmocionados y muy tristes viendo que sigue la guerra en Ucrania y que está intensificándose’, indicó Heineken en un comunicado. ‘Luego de la revisión estratégica de nuestras operaciones ya anunciada, hemos concluido que la propiedad de Heineken en el negocio en Rusia ya no es sustentable ni duradero en el contexto actual’, afirmó la empresa.
Heineken indicó que busca ‘una transferencia ordenada’ de sus negocios hacia un nuevo propietario, ajustándose a las leyes internacionales y locales, y afirmó que no quiere tener beneficios de la transacción, que va a costar a la empresa unos 400 millones de euros (438 millones de dólares) en cargos excepcionales.
La empresa aclaró que continuará operando de forma reducida durante un periodo de transición, para reducir el riesgo de sufrir una nacionalización y para ‘garantizar la seguridad continua y el bienestar de sus empleados’. ‘Bajo cualquier circunstancia vamos a garantizar los salarios de nuestros 1.800 empleados que van a seguir recibiendo salarios hasta finales de 2022 y vamos a hacer lo que podamos para salvaguardar sus futuros empleos’, agregó.
Cientos de empresas occidentales han cerrado sus tiendas y sus oficinas en Rusia desde que comenzó la guerra, incluyendo grandes enseñas como Ikea, Coca-Cola y MacDonald’s.