Lic. Jorge Neaves Chacón
Dentro de un sistema presidencialista tradicional el monopolio de la facultad investigador y persecución del delito se deposita en el Ministerio público que es una institución que forma parte integrante del poder ejecutivo.
Esta situación ha generado muchos matices de actuación de la instancia investigadora de los delitos, a lo largo de la historia de México, de “dulce, de chile y de manteca” se han dado los desaguisados, ¿por qué? ¿acaso los fiscales o procuradores de justicia eran tontos?, no, por el contrario, por lo regular, para no generalizar, son personas de probada experiencia y capacidad en la materia, ¿entonces qué sucede?, el pertenecer al Poder Ejecutivo lo hace tener un superior jerárquico de mucho poder, que además en el ejercicio del mismo, la contaminación política es permanente, la necesidad de las cupulas en el poder de usar la persecución del delito con fines extrajurídicos se presenta constantemente y son pocos los gobernantes que resisten esa tentación que tienen a la mano de dar una orden.
Este debate no es nuevo en México, viene de décadas atrás, el esfuerzo más reciente para darle autonomía a la Fiscalía General de la República fue en enero de 2016, cuando se reforma el artículo 102 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos señalando que el Ministerio Público de la Federación se organizará en una Fiscalía General de la República como órgano público autónomo, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio.
Es cierto, a nivel de declaración constitucional existe autonomía, pero los mecanismos de nombramiento de su titular, la asignación presupuestal en el sistema presidencialista están completamente contaminados de intereses políticos, pues finalmente es el Poder Ejecutivo quien interviene en la designación del titular de la Fiscalía mediante su propuesta al Poder Legislativo que con mayoría cualificada lo aprueba, no quiero ahondar en el procedimiento de nombramiento, sino solo concluyo, que el resultado final, es que el seleccionado es el que quería el Presidente. Esto se replica en los Estados de la república, con los mismos inconvenientes, críticas y resultados.
Hace muchos años y siendo Secretario de Acción Electoral del PRI, recuerdo que uno de mis colaboradores, que era un poco rejego y vacilón, se salía de la oficina diciendo: “Ahí vengo…voy a buscar a los que mataron a Colosio”, eso quería decir que probablemente no iba a hacer nada del trabajo y que no le cuestionáramos… bueno en esa anécdota se concentra el sentir de la ciudadanía respecto a la persecución del delito.
¿Qué debemos hacer?, creo que debemos dar el paso real y efectivo en contra de simular que la Fiscalía es una institución autónoma, algo radical, la postulación ciudadana a Fiscal General, que sea un puesto de elección popular, respaldado como candidatura independiente, su actuación deberá ser vigilada directamente por el Poder Legislativo, mediante informes periódicos que se sustenten en indicadores de medición específicos, en caso de que el Poder Legislativo determine que no se cumplen los parámetros de medición, pueda solicitar la revocación de mandato para ponerse a consideración de votación popular, quien quita y pone manda. Ahora sí sería autónoma, ¿pero las cupulas del poder querrán dar ese paso?… yo solo pregunto… yo solo soy un negro puro y santo.