23 noviembre, 2024

Taiwán: ¿la próxima guerra entre Estados Unidos y China?

Taiwán es una isla a 130 kilómetros de la China continental. Se trata de un territorio que representa una brecha en las relaciones entre Estados Unidos y China. Hasta el punto de que hay quien piensa que podría provocar una guerra entre ambas potencias. ¿Resulta imposible tal cosa? La tensión no cesa y la posibilidad de un conflicto bélico se agudiza.

Según la BBC, las tensiones entre Beijing y Taipei están «en su peor momento en 40 años».

En 2020, el gobierno taiwanés aprobó un contrato de defensa con EE. UU. por importe de más de 2.300 millones de dólares estadounidenses. Unos meses más tarde, decenas de aviones de combate chinos volaron muy cerca del espacio aéreo de la isla.

En octubre de este 2021, el presidente chino Xi Jinping declaró que la reunificación de la República Popular China con la isla de Taiwán era una «tarea histórica» que debía cumplirse.

La presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen respondió diciendo que su gobierno no cederá ante la presión. «Cuanto más avancemos, mayor será la presión que se ejercerá desde China», declaró.

El ministro de Defensa de Taiwán ha pronosticado que China podría intentar invadir territorio taiwanés en los próximos diez años, según declaraciones publicadas por CNN.

Algunos expertos opinan que tal invasión se desarrollaría de manera similar a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Una maniobra rápida y por sorpresa que dejó a la comunidad internacional sin capacidad de respuesta.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró en octubre de 2021 que su gobierno protegerá a Taiwán en caso de un ataque de China.

Un conflicto armado supondría el enfrentamiento de China y Estados Unidos, dos de las economías más grandes del mundo, conectadas de muchas maneras. Un artículo de Forbes sobre el posible conflicto señala que una guerra total haría más daño a China. ¿Vale la pena correr el riesgo de Taiwán?

Estamos ante un conflicto que lleva años abierto y que no ha mejorado. Tanto el gobierno de Beijing como el de Taipei reivindican ser la China «legítima». La República Popular de China considera a Taiwán como una provincia separatista. Mientras tanto, el gobierno de la isla utiliza oficialmente el nombre de «República de China» porque considera que el gobierno de Beijing es «un usurpador» de ese nombre glorioso.

Taiwán fue durante mucho tiempo una colonia ocupada por diferentes potencias asiáticas y europeas. Durante la Guerra Civil China a fines de la década de 1940, el gobierno nacionalista se retiró a la isla. En ese momento, Mao Zedong ganó la guerra y estableció un gobierno comunista en Beijing.

Las posición geoestratégica de las naciones del mundo en relación a China y Taiwán tiende a ser un asunto muy delicado y ha cambiado con el tiempo. La ONU aceptó al gobierno de Beijing como la China legítima sobre el de Taipei en 1971. La mayoría de los países no reconocen a la nación insular como un país, aunque muchos mantienen algún tipo de contacto diplomático con el gobierno taiwanés.

El gobierno de Estados Unidos mantiene una política de «ambigüedad estratégica». Por un lado, reconoce a la República Popular China como oficial sobre la de Taipei y mantiene relaciones diplomáticas regulares con Beijing. Pero también conserva a Taiwán como una pieza estratégica en su estrategia para Asia.

Estados Unidos también mantiene un contacto diplomático no oficial con el gobierno taiwanés y ayuda a la isla, entre otras cosas, con la defensa. Algo que disgusta profundamente a la China continental.

Taiwán es una democracia moderna con una economía pujante orientada a la tecnología. Sin embargo, la ambigüedad diplomática en torno a su condición de nación afecta a 23 millones de personas que viven en la isla.

Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud no puede tratar directamente con el gobierno taiwanés cuando se trata de gestionar la crisis del COVID-19. En la imagen, Tedros Adhanom, director general de la OMS.

El futuro de Taiwán y su relación con China continental sigue siendo conflictivo. Depende, en parte, de las relaciones entre Estados Unidos y China, que ahora parecen estar mejorando. Y, sin embargo, nadie descarta absolutamente la posibilidad de un conflicto armado.

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