Este miércoles, Genaro García Luna, quien en su momento fue el máximo responsable de la aplicación de la ley en México, fue condenado a algo más de 38 años de prisión tras ser declarado culpable el año pasado en Nueva York de aceptar sobornos de los mismos cárteles del narcotráfico a los que se suponía que debía perseguir.
La severa pena de 460 meses, impuesta en una audiencia en el Tribunal Federal de Distrito de Brooklyn, fue el siguiente paso, y posiblemente el último, en la impactante caída de García Luna, que pasó de lo más alto del poder como arquitecto de la guerra en México contra el narcotráfico a convertirse él mismo en un delincuente que probablemente pasará ahora el resto de su vida en una prisión federal estadounidense.
Durante la audiencia, que duró una hora, el juez Brian M. Cogan, quien supervisó el juicio por corrupción de García Luna, que duró alrededor de un mes, reprendió a García Luna, de 56 años, desde el estrado, diciendo que había llevado una doble vida y que su carrera como máximo representante de la ley en México era “una cortina de humo” que le permitió hacer daño a innumerables de sus compatriotas.
Cogan también comparó a García Luna, quien fungió como funcionario para dos presidentes mexicanos distintos, con Joaquín Guzmán Loera, el famoso narcotraficante conocido como el Chapo, quien fue juzgado y condenado en el mismo tribunal hace cinco años y ahora cumple cadena perpetua.
“Apartando su comportamiento agradable y su elocuencia, usted tiene el mismo espíritu de maleante que el Chapo”, dijo Cogan. “Solo que se manifiesta de forma diferente”.
Hablando en su propia defensa, García Luna mantuvo su inocencia, y le dijo al juez que no había “cometido ninguno de estos crímenes”.
Esos comentarios replicaban una carta que García Luna presentó a Cogan el martes por la noche en la que afirmaba que el gobierno de México y los testigos que declararon en su juicio habían dado “información falsa” en su contra debido al “combate frontal” que había emprendido contra el narcotráfico, “donde se enfrentan poderosos intereses políticos”.
Antes de que García Luna fuera condenado, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, pareció discrepar de sus afirmaciones de que había sido atacado por funcionarios del gobierno.
“Ahora resulta que es una víctima”, dijo Sheinbaum a los periodistas el miércoles por la mañana cuando se le preguntó sobre la carta de García Luna. “Mucho cinismo”.