Hezbolá lanzó este jueves una nueva ronda de proyectiles al norte de Israel y mantuvo el ritmo de hostilidades con el ejército israelí, entre crecientes temores a un conflicto más amplio tras la explosión de cientos de dispositivos electrónicos en Líbano, que mataron a más de 30 personas e hirieron a más de 3 mil.
Las detonaciones de dispositivos parecían culminar una operación israelí de varios meses para golpear a la mayor cantidad posible de miembros de Hezbolá a la vez. Durante dos días, bípers y walkie-talkies utilizados por la milicia libanesa estallaron, hiriendo e incluso mutilando a algunos combatientes, pero también a civiles asociados a los servicios sociales del grupo. Al menos dos niños murieron.
No estaba claro cómo encajaba el ataque en las advertencias realizadas por líderes israelíes en las últimas semanas sobre que podrían lanzar una gran operación militar contra Hezbolá, la fuerza armada más fuerte de Líbano. El gobierno israelí lo ha descrito como una guerra dirigida a poner fin al fuego transfronterizo del grupo con respaldo iraní, para que decenas de miles de israelíes desplazados regresen a sus hogares cerca de la frontera.