La palabra leyenda se hace pequeña a la hora de rendirle homenaje a Silvia Pinal, la legendaria actriz que falleció hoy en la Ciudad de México a los 94 años (siempre hubo confusión por su edad).
La actriz, considerada como ícono del cine y la televisión, falleció luego de padecer y enfrentar varias complicaciones de salud que se habían agravado en las últimos horas.
Y es que cuando una mujer que hizo tanta historia, vivió tantas vidas, cumplió tantos sueños y sufrió tantas tragedias emprende su viaje final, el lenguaje se queda corto y solo queda agradecer y recordar para intentar retratar, probablemente de manera imperfecta e incompleta, lo que fue su paso por este planeta.
Su libro, que tituló “Esta soy yo”, comienza con su madre, una adolescente de 15 años que el 13 de septiembre de 1930 (algunos aseguran que fue en 1931) dio a luz a una bebé, hija del rico y bien parecido director de orquesta Moisés Pasquel, quien se negó a conocerla hasta que ella ya era mayor. Ese dramático inicio, que podría haber sido sacado de una telenovela clásica, siguió con la pequeña Silvia acompañando a su madre a la tienda donde era vendedora hasta que contrajo matrimonio con el político Luis G. Pinal. De él recibió su apellido y de ambos, madre y padre adoptivo, la disciplina y la ética laboral.
Quizá imaginando el mundo de su padre biológico, o porque la sangre llama, el sueño juvenil de Silvia Pinal era ser cantante de ópera. También soñaba con irse de casa y lo logró. Tenía apenas 16 años cuando contrajo matrimonio con Rafael Banquells, un actor y director que le doblaba la edad y al que terminó manteniendo. A pesar de eso, la controlaba “y me di cuenta de que con mi familia no estaba tan mal”, recordó la estrella en su libro”. La actriz Sylvia Pasquel es producto de esa unión. Sylvita, como es llamada en familia, adoptó el apellido Pasquel en su nombre artístico para subrayar la conexión nunca admitida con su abuelo materno.
El Bel Canto se le resistió, pero su pasión por las artes la llevó primero al teatro y luego al floreciente sector cinematográfico que vivía lo que hoy conocemos como la era dorada del cine mexicano.
En esos tiempos compartió carteles con los más grandes. Desde Pedro Infante -quien intentó una relación con ella con tal empeño que hasta hizo que le robaran el auto para que a Silvia no le quedara más remedio que aceptar aventones en su moto- hasta Mario Moreno “Cantinflas”, pasando por Germán Valdés, mejor conocido como “Tin Tán”, a quienes las nuevas generaciones lo podrán identificar mejor como hermano de Don Ramón y tío de Cristian Castro.
Tras sus trabajos europeos, Silvia Pinal regresó a las producciones mexicanas y hasta llegó a trabajar con Ricardo Montalbán, quien después se mudó a Los Ángeles y triunfó en Hollywood. A la Diva le llovieron las propuestas, pero después de un intento se dio por vencida. “Mi inglés es horrible”, admitió. Tanto, que en aquella película llamada “Shark” su voz fue doblada por completo. La protagonizó con Burt Reynolds, uno de los grandes galanes de la década de los 60. En aquella época también trabajó en producciones italianas y argentinas.
Durante esos años Pinal pasó de estrella a empresaria de la industria del entretenimiento, financiando y produciendo obras musicales y comedias en el teatro. Además, montó una empresa de cosméticos tipo Avon, que eventualmente terminó cerrando porque había crecido demasiado para poderla manejar sola.
Aunque se había prometido a sí misma no volverse a casar, un joven se prendó de ella e insistió tanto que logró conquistarla. Se trató de el astro pop del momento: Enrique Guzmán. La pareja se casó en 1967 y tuvo dos hijos: Alejandra y Luis Enrique.
La unión llegó a la televisión en el formato de un programa de variedades conducido por Pinal y Guzmán, pero mientras ante la pantalla todo era miel, en privado era pura amargura. Los celos de él se volvieron obsesivos y su reacción era a menudo violenta. Una de las mujeres más deseadas de México estaba siendo abusada físicamente por su marido sin que nadie lo supiera. En la serie sobre su vida, la estrella reveló que su entonces marido hasta la violó.
Sorprendentemente, o quizá no, porque todas las mujeres abusadas se sienten atrapadas, no fue hasta que lo descubrió siendo infiel que tomó la decisión de dejarlo y tras un muy peleado divorcio logró deshacerse de él.
Además, ha sido la única de la familia que ha mantenido la calma ante la gran crisis familiar que desató Frida Sofía y con la única que no se ha metido. De hecho, la abuela Silvia ha dicho que se siente identificada con ella. Sobre su otra nieta con vida pública Stephanie, Silvia Pinal se ha limitado a apoyarla, incluso cuando a los 15 años quedó embarazada del Sol de México. Incluso llegó a decir que le alegraba que Luis Miguel fuera el papá “porque el bebé iba a ser muy bonito”. Sobra decir que tenía razón.
La gran última gran diva mexicana ha sido leal con sus amigos, defensora a muerte con sus hijos y amante de su público.
Su muerte deja un gran vacío entre sus seres queridos, sus fans y en el mundo de la farándula mexicana, latinoamericana y mundial. Gracias por todo Silvia Pinal.