La calabaza, fruto de diversas plantas trepadoras dentro de la familia de las cucurbitáceas, no solo es utilizada por su rica pulpa, sino también por las propiedades ocultas en sus semillas.
A menudo pasadas por alto, estas diminutas pepitas blancas son un aliado natural fundamental para el correcto funcionamiento del organismo. De hecho, estudios recientes sugieren que podrían ayudar a reducir el ácido úrico, prevenir la hipertensión y controlar el peso corporal.
Las semillas de calabaza son un alimento fundamental para una dieta equilibrada debido a sus propiedades nutricionales.
En primer lugar, son bajas en purinas, compuestos que pueden convertirse en ácido úrico en el cuerpo. Su contenido en fibra soluble también contribuye a eliminar el exceso de este compuesto químico a través de las heces.
Además, son ricas en magnesio y potasio, minerales que actúan como vasodilatadores, ayudando a relajar los vasos sanguíneos y reducir la presión arterial. El potasio, en particular, contrarresta los efectos negativos del sodio en el cuerpo, lo que puede contribuir a la hipertensión.
La arginina, un aminoácido presente en las semillas de calabaza, es precursora del óxido nítrico, un compuesto que ayuda a mejorar la circulación.
La fibra insoluble en estas semillas también juega un papel importante aumentando la sensación de saciedad, lo que ayuda a controlar el apetito y reducir el consumo de calorías.
Por último, son una buena fuente de proteínas y grasas saludables, que proporcionan energía al organismo de manera eficiente.
Las semillas de calabaza tostadas son una excelente opción. Son versátiles y pueden ser disfrutadas con o sin cáscara, dependiendo de las preferencias individuales.
Además de ser un delicioso tentempié por sí solas, añaden un toque crujiente y nutritivo a ensaladas, sopas e incluso platos principales.
Son una excelente fuente de proteínas, fibra, ácidos grasos saludables y minerales como el zinc y el magnesio, lo que las convierte en un complemento ideal para una dieta equilibrada.
Puedes añadir una cucharada de semillas de calabaza trituradas en polvo a tus cereales, yogures o jugos de fruta.
Para triturarlas, simplemente coloca las semillas en una licuadora o procesadora y mézclalas hasta obtener un polvo homogéneo.