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En México, diversas instituciones bancarias han recibido el aval de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) para eliminar el NIP al hacer uso de las tarjetas de crédito o débito.
El objetivo de esta medida es agilizar el proceso de pago y mejorar la experiencia del cliente, además de disminuir la tasa de riesgo financiero en cuanto a fraude y clonación de tarjetas.
El Número de Identificación Personal (NIP) es una cifra de 4 dígitos utilizada para identificar a una persona en la banca electrónica, cajeros automáticos y otros sistemas tecnológicos. Su principal función es garantizar la seguridad de las transacciones y proteger la información financiera del titular de la tarjeta.
La justificación para la eliminación del NIP en ciertas transacciones es la implementación de la tecnología contactless, que permite realizar pagos acercando la tarjeta a la terminal de venta.
El pago sin contacto o contactless funciona gracias a la comunicación de campo cercano (NFC, por sus siglas en inglés), que es una tecnología inalámbrica de corto alcance.
El sistema contactless se utiliza actualmente, por ejemplo, en las Tarjetas de Movilidad Integrada para los sistemas de transporte colectivo de la Ciudad de México (CDMX).
Los 4 bancos autorizados para no usar NIP
La Condusef ha autorizado a los siguientes bancos para ya no pedir NIP en compras menores a 300 pesos mediante el uso de tecnología contactless:
- BBVA
- Banco Azteca
- Banorte
- Santander
Es crucial que los usuarios se mantengan atentos a las medidas de seguridad ofrecidas por su institución bancaria, revisen regularmente sus estados de cuenta y tomen precauciones en caso de alguna eventualidad o aclaración.
Esta medida no solo agiliza las transacciones, sino que también reduce el riesgo de fraude.
La adopción de la tecnología contactless ha crecido rápidamente a nivel global. Según un informe de Juniper Research, se espera que el número de transacciones sin contacto supere los 1,5 billones de dólares en 2024.
La integración con dispositivos móviles y wearables, la evolución hacia la biometría y el desarrollo de una infraestructura robusta y regulaciones adecuadas son factores clave que impulsarán esta tecnología hacia adelante.
