Actualmente, la expectativa de vida promedio de las personas con síndrome de down es de poco más de 60 años, ya que -en su mayoría -las cardiopatías con las que nacen son intervenidas a tiempo, evitando decesos tempranos.
No obstante, en México, esta esperanza de vida, contrasta con sus oportunidades de desarrollo, ya que solo el 3 % de las niñas y niños que viven con esta condición tienen acceso al sistema de educación especial que requieren, aseguró a Excélsior Yesenia Escudero, directora de la Fundación Mosaico Down.
Añadió que sólo alrededor de 2 mil 500 personas con síndrome Down tienen un empleo en nuestro país.
Y en ambos casos, las familias con menos recursos económicos, son las que tienen menos acceso a un verdadero progreso para sus hijos.
“Una de cada diez personas que tienen síndrome de down únicamente tienen trabajo. Este es un número que nos invita como país a trabajar para que este número suba.
“En México hay 250 mil personas con síndrome de down aproximadamente. Y de esas 250 mil personas sólo 2 mil 500 trabajan”, explicó.
En la conmemoración del Día Mundial del Síndrome de Down, Yesenia Escudero, añadió que la ignorancia, la discriminación y la falta de visibilización de sus habilidades son, entre otros aspectos, el origen de la exclusión laboral.
“Realmente para que una empresa sea inclusiva tiene que estar dispuesta a cambiar sus políticas internas y sus procesos porque inclusión no es nada más que contrates a un chavo con síndrome de down y lo pongas en la puerta decir: pásele.
“Eso no es inclusión, eso es minimizar las habilidades que puede llegar a tener una persona con síndrome de down, que puede hacer labores mucho más sofisticadas y que lo único que necesita es que se adapten los procesos a su manera de aprendizaje y a su metodología”, sostuvo.
Además, la también fundadora de Mosaico Down, reconoció que la educación para una persona que vive con esta condición es cara.
“Las escuelas para estos chicos aún siguen siendo muy costosas, entonces difícilmente una familia puede pagar las terapias, la educación del lenguaje, las terapias de estimulación y todo lo que conlleva que puedan aprender y ser independientes”, agregó Yesenia Escudero.