23 noviembre, 2024

El Gobierno de Bolivia captura y entrega a Brasil a una “ballena del narcotráfico”

“No capturamos a un pez gordo, sino a una ballena del narcotráfico”. Así ilustró el ministro de Gobierno (Interior) boliviano, Eduardo del Castillo, la entrega a Brasil de Lourival da Fonseca, un narco brasileño detenido en Bolivia el 15 de febrero. Al día siguiente, Fonseca fue llevado en helicóptero desde la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra hasta Puerto Quijarro, en la frontera con Mato Grosso del Sur, el Estado que el criminal supuestamente inundó con cocaína boliviana por más de diez años.

Según las investigaciones de la prensa de su país, se considera a Fonseca el “tercer dueño” del mercado de narcóticos del Brasil, enfocado en las regiones de este país que colindan con Bolivia. Lo que justifica la alegría del ministro Del Castillo al comunicar de su expulsión de Bolivia. “Es uno de los narcotraficantes más grandes que ha existido en nuestro país”, señaló a la prensa.
Lourival Maximo da Fonseca, alias Tião, y también Loro, de 56 años, fue detenido en la hacienda Santa Filomena, cercana a San Ignacio de Velasco, 476 kilómetros al este de Santa Cruz de la Sierra. Hacía días que la policía estaba realizando operativos en esta zona. Un brasileño había sido acribillado el domingo de carnaval con más de 15 disparos y abandonado en su domicilio en la ciudad y dos días después, mientras Bolivia celebraba la “ch’alla” o inmolación en honor a la Pachamana, diosa de la Tierra, un boliviano con antecedentes de narcotráfico había perdido la vida baleado en una fiesta.

Estos crímenes resultan relativamente inusuales en esta área del país, que se dedica a la agroindustria, la explotación forestal y el turismo. Las autoridades los atribuyeron a la lucha entre dos carteles brasileños, el PCC y el Comando Vermelho, por el control de las rutas de exportación de droga boliviana hacia Brasil. Fuentes policiales consultadas por ese diario no quisieron confirmar si existe un vínculo entre los asesinatos en San Ignacio y Fonseca.

De acuerdo a estas fuentes, luego de un largo periodo de traficar con Brasil, Fonseca comenzó a usar la ruta opuesta, la que comunica con Chile. Se lo cree el capo detrás de los envíos masivos de cocaína camuflada en cargas de madera que salían de la boscosa Chiquitania boliviana, donde se halla San Ignacio de Velasco, hacia los puertos chilenos del Pacífico, por donde pasa la mayor parte del comercio boliviano con el mundo.

Fonseca ya tenía dos mandamientos de apremio brasileños. La policía boliviana activó su búsqueda tras el decomiso, a fines de diciembre del año pasado, de un alijo de 8,7 toneladas de cocaína líquida impregnada en un cargamento de madera que iba a Países Bajos. Por la cantidad de droga incautada, esta fue la operación más importante de la historia de la lucha contra el narcotráfico en Bolivia. Ha culminado con el arresto y la expulsión del supuesto autor intelectual.

El criminal usaba en Bolivia el nombre de Ivo Anderson Dos Santos, se escondía tras una cobertura discreta y practicaba un estilo de vida muy distinto al del narco uruguayo Sebastián Marset, quien el año pasado puso a las autoridades nacionales en una situación incómoda con su cinematográfica fuga del país. Marset continúa prófugo, se supone que oculto en Paraguay. Se le decomisó propiedades por un valor superior a los diez millones de dólares. Fonseca, en cambio, solo poseía formalmente una casa de cambios y una estación de servicios. Cuando fue detenido, estaba con otros tres ciudadanos brasileños. La policía está buscando a su esposa y sus dos hijos.

Este golpe contra el crimen será explotado por el Gobierno en su polémica con el expresidente Evo Morales, antiguo mentor reconvertido en el principal opositor del presidente Luis Arce. Morales ha acusado al oficialismo de “colaborar con el narcotráfico”. Frente a ello, Del Castillo ha mostrado datos de lo logrado por su gestión de la lucha contra las drogas y ha denunciado la existencia de lazos entre algunos cocaleros, los campesino incondicionales de Morales, y el narco.

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