La Opinión de Jael Argüelles. . . Las fake news suelen alimentarse de una falta de conocimiento científico por parte de la sociedad y pueden impactar negativamente en la salud y el bienestar, además de polarizar el debate público. Con datos epidemiológicos imprecisos o alterados y evidencia falsa o sesgada se puede modificar el comportamiento de la población. Esto agrega una presión extra sobre el sistema de salud, ya que perjudica el alcance de los diversos programas de intervención sanitaria. Increíblemente esta desinformación a veces proviene desde los mismos funcionarios públicos quienes se supone deben guiar su actuar con indagaciones respaldadas para procurar el bien común.
Por ejemplo, hace unos días la bancada parlamentaria del PAN en el Congreso Local presentó un exhorto en el que se aseveró que se estaban aplicando vacunas inservibles y desactualizadas en el país. Las y los diputados del PAN, en su intención por difundirse y, por supuesto, en su avidez por atraer reflectores personales y saltar al siguiente cargo de elección popular, tienden a realizar aseveraciones sensacionalistas que pueden impactar seriamente en la salud pública. Señalaron que la vacuna Abdala es inservible, insegura e ineficaz al momento de proteger contra Ómicron, y que el gobierno mexicano está vacunando con insumos caducos a su población. ¿Cuál es el mensaje que se envía entre líneas?: ¡No te vacunes, mexicano!
Desmintamos brevemente sus mentiras. Por un lado, La Administración de Alimentos y Medicamentos, agencia del Gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación señala que las vacunas autorizadas no tienen fechas de vencimiento fijas. Para aquellas dosis que están a punto de caducar, si se conservan en condiciones adecuadas para garantizar su integridad para su uso, pueden potencialmente utilizarse si los datos sobre nuevos estudios de estabilidad justifican la extensión de la fecha de caducidad inicial de acuerdo con las políticas y procedimientos apropiados.
Por ello, los laboratorios y el Comité de Moléculas Nuevas y la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios han garantizado que las vacunas son adecuadas para su aplicación si han sido resguardadas bajo las condiciones de almacenamiento de -90° C a -60° C. Los fabricantes y COFEPRIS, con la documentación de respaldo, han coincidido en la extensión de la vigencia, en la vida útil de la vacuna. Estos procedimientos están ocurriendo en todo el mundo, con sustento en los estudios de las agencias reguladoras y los laboratorios.
Ahora hablemos de la vacuna Abdala, la cual, a pesar de ser segura y eficaz, algunas personas parecen ignorar la evidencia científica disponible. Así ha sucedido con todo un grupo de vacunas, aquellas provenientes de China, Rusia y Cuba. De tajo son desacreditadas por la oposición por asuntos ideológicos.
En lugar de haber cavado en la descalificación se debió de haber hecho un análisis a profundidad: ¿Los resultados correspondían a los prejuicios? No, y la validación internacional lo ha demostrado. Tanto, Sputnik V, CanSino o Abdala son de segura aplicación.
La vacuna Abdala es una vacuna de subunidades que toma una proteína del coronavirus y la réplica para que esa proteína clonada se nos administre en forma de vacuna, pero sin que nos enferme. La revista británica Lancet publicó un artículo muy completo con uno de los pocos estudios con ese nivel de exploración científica tan extenso y riguroso de la capacidad de la vacuna en condiciones reales. Y resultó ser una de las altamente funcionales, con efectividades poblacionales arriba de 93 por ciento. Además, se ha comprobado su eficacia frente a la variante ómicron, mediante la identificación de epítopos compartidos.
Tampoco olvidemos que hay dos métodos para autorizar el uso de la vacuna: 1) mediante la Lista de Uso de Emergencia de la OMS, en donde se emite una recomendación para el uso de la vacuna a los países y, 2) por la Autoridad Nacional Regulatoria, que en el caso de
Los programas de vacunación son una de las medidas de salud pública más eficientes y han contribuido a reducir las tasas de morbilidad y mortalidad de diversas enfermedades. Para tener éxito, es decir, lograr protección para comunidades enteras, los programas de vacunación requieren un alto nivel de aceptación, que sólo puede lograrse si la gente confía en quienes abogan por la vacunación: profesionales de la salud, medios de comunicación y también los políticos. Por ello, una baja necesidad de evidencia y la fuerte convicción de que la verdad científica es política debe alertarnos.
Esto, por supuesto, puede afectar los procesos decisorios de las familias mexicanas acerca de vacunarse o no, además de crear una atmósfera de incertidumbre y temor, desconfianza en la información que provee el personal sanitario, engañar o confundir, crear pánico, por tanto, promover conductas incorrectas entre la población.
Ya aplanamos la curva del SARS-COV-2, es tiempo, ahora, de aplanar la curva de la infodemia. Por eso, sigue aprendiendo, intercambia información de forma responsable y crítica, reconoce los datos científicos y si la fuente de información no ha sido confirmada, ¡mejor no la compartas!