El exgobernador de Chihuahua da a conocer en EL PAÍS su ruptura con la formación en la que militó 41 años y se prepara para un nuevo salto en la política.
El exgobernador de Chihuahua Javier Corral ha renunciado oficialmente este jueves al conservador Partido Acción Nacional (PAN), tras una militancia de 41 años.
El polémico exgobernador de Chihuahua, que fue senador dos veces, además de diputado federal dos veces, pone punto final a una ruptura que venía arrastrando con la actual dirigencia del partido, encabezada por Marko Cortés.
Corral, conocido también como “el vulgar huevón”, sostiene que la formación política, surgida el siglo pasado como alternativa al proyecto hegemónico del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha abandonado sus principios de combatir la corrupción y abrir camino a la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Considera que la alianza electoral del PAN con el PRI en el Frente Amplio, aunque “no tiene ninguna posibilidad de ganar la presidencia de la República”, es la negación del espíritu con el que nació el partido en 1939.
“En realidad, no estoy renunciando al PAN. Ese dejó de existir. A lo que he renunciado es al PRIAN”, afirma en entrevista con EL PAÍS, en una caminata por la plaza Río de Janeiro, en Ciudad de México.
Corral ha entregado su carta de renuncia en el partido y obtuvo acuse de recibo. Ahora está libre de compromisos y ataduras, afirma, y puede emprender un nuevo camino en su carrera política, que aún prefiere reservarse.
El exgobernador descarta en definitiva integrarse a otro partido, pero deja entrever sus orientaciones. “Desde hace años yo he postulado la necesidad de una mayor visión social en la política, de comprometernos con causas más profundas frente a la injusticia social y al modelo económico. No te puedo decir que soy un hombre de izquierda, porque tengo muchos valores del humanismo político cristiano, pero yo me identifico, hoy por hoy, mucho más con un proyecto de izquierda que con uno de derecha, y más un proyecto de derecha que quiere reinstalar privilegios y que busca impunidad”, explica.
El exgobernador carga contra Marko Cortés, al que acusa de encabezar “una dirigencia que, como en ninguna época, ha mostrado una mediocridad, un cinismo político y un pragmatismo rampante”.
La muestra de ello dice, es su unión con el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, Alito, “personaje singular de la corrupción en México”, define. “El PAN ha dejado de darle importancia a que una persona sea honesta o no lo sea en el ejercicio del gobierno”, resume.
“El partido ya olvidó una de sus principales banderas. Nació no solo para civilizar la política en México e impulsar la democracia, sino para combatir la corrupción. Esa fue la gran promesa del PAN, y ha sucumbido a la corrupción”.
El exgobernador recuerda que tenía 16 años cuando se afilió a Acción Nacional, un partido fundado en 1939 con ideales democristianos. Ahora, a sus 57 años, mira atrás y ve que su postura se ha deslizado más hacia la izquierda.
“Yo he consolidado mi forma de pensar en una integralidad de los derechos humanos, y soy un convencido de que debe cambiar el sistema económico del país, que solo privilegia a los más ricos, que termina aumentando el nivel de concentración de la riqueza, y estoy cierto de que una reforma del modelo económico no la va a propiciar el PAN, como por cierto tampoco la propició el presidente López Obrador”, señala.
“Yo sí creo en una reforma fiscal y hacendaria que redistribuya el ingreso y que acote los niveles de concentración del capital en el país. Yo creo que la desigualdad se combate con una auténtica reforma fiscal de carácter integral y no solo con programas sociales, que cumplen un gran objetivo, pero no son la política suficiente para enfrentar la desigualdad”.
Maru Campos ganó la elección, y, de acuerdo con Corral, emprendió desde el Gobierno una cacería contra él y su círculo de colaboradores, en venganza por haberla implicado en los hechos de corrupción del duartismo.
Desde entonces y hasta hace poco, Corral fue, en los hechos, un militante sin partido, un panista sin PAN. El capítulo ha quedado formalmente cerrado. “Mi renuncia es por una insatisfacción y una decepción mayor de un partido que hoy propiamente ha dejado de existir, al menos el que a mí me convocó”, dice.
No se arrepiente, sin embargo, de su paso por Acción Nacional. “Yo entré al PAN cuando en el partido solo había riesgos que jugar y nada que obtener”, recuerda. Principios de los ochenta, eran los años del poder pleno del PRI, que gobernaba todos los espacios de la vida pública y aplastaba las disidencias (aún estaba en sus albores la Guerra Sucia).
Ha sido una decisión muy triste, llena de amargura —cavila Corral—. Mi amargura no tiene que ver con el rencor o el desprecio, la rencilla personal, la fobia personal. Viene de la decepción por ver cómo se perdió el que fue, durante muchos años, el mejor partido político de México. Sin embargo, también, hoy me siento liberado.