Los grandes jugadores aparecen en los partidos gordos y Belligham hizo un doblete. Pegó primero Gündogan y respondió Bellingham con un derechazo para hacer el empate. En el descuento estaba en la boca del gol para ganar el partido. El inglés salva, una vez más, al equipo de Ancelotti.
El Barcelona tuvo más dominio, control del juego, acciones de peligro y dos postes. Pero al Real Madrid le bastó con el empujón del tramo final del partido para sumar los tres puntos. Lo mejor para el equipo de Ancelotti es el resultado. Lo peor es que estuvo muchos minutos por debajo del Barça, a un nivel flojo en todas las líneas.
El Real Madrid vive del gol de Bellingham, pero deja la sensación de ser un equipo demasiado vulnerable. El Barcelona fue de más a menos y se le hizo largo el Clásico. Al Madrid hay que matarlo dos veces, que diría Xavi.
Hay un intangible que es de sagrado cumplimiento en el Clásico. Los jugadores tienen que salir enchufados, con la máxima concentración en las vigilancias, intensos y contundentes para no llevarse una sorpresa. El que no tiene esta actitud lo paga. Le sucedió al Real Madrid.
El equipo de Ancelotti entró dormido y la falta de tensión le costó el gol tempranero de Gündogan. A los seis minutos se rompió el Clásico por la determinación de Güdogan y la pasividad de la defensa del Real Madrid. Gündogan fue el cuchillo que hirió el frágil sistema defensivo del equipo blanco. Con comodidad y sin oposición fue ganando metros a la portería, hasta la frontal del área, sin salirle nadie al paso. Se apoyó en Ferran Torres para hacer la pared y pisó el acelerador para rematar el mal despeje de Tchouaméni y Alaba. La defensa del Real Madrid hizo aguas. Ni Tchouaméni, Carvajal, Rüdiger y Alaba tuvieron la intensidad y contundencia para cerrar el carril central. Kepa quedó vendido. Era un Real Madrid mirando contra un Barcelona más activo y tenso.
El inicio del partido del Real Madrid recuerda al derbi. En el Metropolitano se llevó dos goles de cabeza, de Morata y Griezmann, por mala actitud. En el derbi y en Clásico, el Madrid ha salido andando, contemplativo y despistado. Es un error que se repite a lo largo de la temporada. Ha sufrido más goles en los primeros minutos por entrar mal, sin energía y con errores para hacerse sólido.