Israel pidió el viernes a todos los civiles de la mitad norte de la Franja de Gaza, más de un millón de personas, que se trasladen al sur en un plazo de 24 horas, mientras agrupaba tanques para una esperada incursión terrestre en respuesta a un ataque del grupo militante Hamás.
El grupo islamista, que controla la franja, dijo a los residentes que no se movieran y prometió luchar hasta la última gota de sangre. El viernes por la tarde no había señales de un éxodo masivo mientras Israel preparaba su ataque.
“La muerte es mejor que marcharse”, dijo Mohammad, de 20 años, de pie en la calle frente a un edificio reducido a escombros por un ataque aéreo israelí de hace dos días, cerca del centro de Gaza. “Nací aquí y moriré aquí, marcharse es un estigma”, agregó.
Naciones Unidas dijo que, con el suministro eléctrico cortado, escasez de alimentos y agua tras una semana de ataques aéreos de represalia y un bloqueo total israelí, evacuar a todo el mundo del enclave palestino era una tarea imposible. Estados Unidos lo calificó de “tarea difícil”.
La mitad norte de la Franja de Gaza incluye el mayor asentamiento del enclave, la ciudad de Gaza. La ONU dijo que le habían comunicado que Israel quería que toda la población se trasladara a través de los pantanos que dividen el enclave.
“Civiles de la ciudad de Gaza, evacuen al sur por su propia seguridad y la de sus familias y aléjense de los terroristas de Hamás que los utilizan como escudos humanos”, dijo el Ejército israelí, acusando a Hamás de esconderse en y bajo edificios civiles.
Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina y rival de Hamás, dijo en Jordania al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que el desplazamiento forzoso de palestinos en Gaza constituiría una repetición de 1948, cuando cientos de miles de palestinos huyeron o fueron expulsados de lo que hoy es Israel.
La mayoría de los gazatíes son descendientes de esos refugiados.
Abbas pidió que se permitiera la entrada inmediata de ayuda en Gaza. Israel ha afirmado que no levantará el bloqueo hasta que no libere a decenas de rehenes capturados por Hamás. La Cruz Roja ha declarado que los hospitales podrían quedarse pronto sin combustible de emergencia.
Las conversaciones internacionales se centraron en proporcionar ayuda y zonas seguras en Gaza ante el temor de que el conflicto se extienda, con Irán advirtiendo de una respuesta de sus aliados, entre los que se encuentran Hamás y el poderoso movimiento libanés Hezbolá.
Hubo propalestinas en todo el mundo y, en algunos lugares, las comunidades judías temieron ser blanco de ataques tras la respuesta militar de Israel a los atentados sin precedentes del fin de semana, en los que murieron más de 1.300 personas, en su mayoría civiles.
Israel ya ha respondido con los ataques aéreos más intensos de sus 75 años de conflicto con los palestinos. Las autoridades de Gaza afirman que han muerto cerca de 1.800 personas.
“Estamos dispuestos a unirnos a la lucha y librar a los palestinos de las atrocidades israelíes”, dijo Muntadhar Kareem, de 25 años, profesor y uno entre los miles de iraquíes que protestan en Bagdad.
El ejército israelí se comprometió a actuar “significativamente” en los próximos días.
“Estamos luchando por nuestro hogar. Estamos luchando por nuestro futuro”, declaró el ministro de Defensa, Yoav Gallant. “El camino será largo, pero al final les prometo que ganaremos”.
Israel afirma que el terrible ataque contra sus civiles significa que debe aniquilar al grupo militante y que los demás deben apartarse de su camino. Según Tel Aviv, entre los 750 objetivos militares atacados durante la noche hay túneles de Hamás, complejos militares, residencias de altos cargos y almacenes de armas.
El ala militar de Hamás dijo que los últimos ataques aéreos habían matado a 13 de los cautivos que había traído de Israel y que había disparado 150 cohetes contra Israel en respuesta.
Naciones Unidas dijo que el llamamiento de Israel para que los civiles de Gaza abandonen la zona no podría realizarse “sin consecuencias humanitarias devastadoras”, lo que provocó la reprimenda de Israel, que dijo que debía condenar a Hamás y apoyar el derecho de Israel a la autodefensa.
Una invasión terrestre de la estrecha y densamente poblada Franja de Gaza, hogar de 2,3 millones de personas, supone un grave riesgo, ya que Hamás amenaza con matar a sus rehenes.
Horas después del llamamiento israelí a la evacuación, no había señales de que la gente haya abandonado la ciudad de Gaza, donde decenas de personas se reunieron en el Hospital al-Shifa, prometiendo no moverse de allí.
Los palestinos de las zonas sur y centro del enclave, adonde se esperaba que la gente huya, dijeron que los ataques aéreos habían golpeado allí durante la noche, y que las partes centrales también habían sido golpeadas el viernes por la mañana. “Ningún lugar es seguro en toda la Franja de Gaza”, dijo la Media Luna Roja Palestina.
La Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) afirmó que más de 400.000 personas se han quedado sin hogar en Gaza y que 23 trabajadores humanitarios han muerto. “Los desplazamientos masivos continúan”, afirmó.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) informó que había trasladado su centro de operaciones y su personal internacional al sur de Gaza e instó a Israel a no utilizar sus refugios.