La Opinión de Benjamín Carrera. . . Un fantasma recorre los nuevos libros de texto gratuitos: es el fantasma del comunismo. Aunque nos recuerden estas letras el Manifiesto del Partido Comunista, la adaptación atiende a que esta sea probablemente la mejor forma de ilustrar cómo es que un puñado de opositores -entre ellos el Gobierno del Estado- quieren deformar las acciones que buscan transformar la educación en México.
Está de más decir que se ha aprovechado ahora a los libros de texto gratuito para generar controversia, aunque casualmente, de las 32 entidades del país, sólo en cuatro estados que están gobernados por personas emanadas de partidos de oposición se ha considerado que los libros tienen contenido inapropiado. Claro está que esto se ha dado entre una constante tergiversación que deja en evidencia el desconocimiento del material dado que se omite mencionar, por ejemplo, que parte del contenido incluido en los textos, parte de recopilaciones realizadas en la década pasada.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo que se ha mostrado por combatir las acciones de gobierno federal, hemos de decir que sorprende que poco se ocupen por atender las necesidades educativas del estado y aún más que, a tan sólo unos días de iniciar el ciclo escolar, con una firme determinación la gobernadora anunciara una ocurrencia: en el estado se imprimirán libros propios.
Y digo que sorprenden estas declaraciones por el notorio contraste que hay con los hechos: el pasado mes de abril la propia Secretaría de Educación estatal admitía deficiencias en cuanto al transporte escolar en Chihuahua debido a la falta de recursos para operar autobuses escolares, pidiendo apoyo a los municipios, pero resulta que el día de hoy, por un capricho se dejarán de atender necesidades mucho más apremiantes en las escuelas por destinar recursos para la impresión de libros para un aproximado de 600 mil alumnos.
Resulta indignante que la lucha que ahora abandera la administración no sea en pro de la educación, sino en contra de ella, tomando decisiones que son contrarias a lo que mandata la Constitución e ignorando a aquellos más de 2 mil menores que, por lo menos en Ciudad Juárez no tienen acceso a la educación por falta de escuelas, por mencionar sólo uno de los aspectos que deberían atenderse.
Quizá aquí valdría plantearnos cuál es el punto del debate, que sin duda va más allá en sí de los libros, sino que atiende al proyecto de comunidad que queremos: mientras hay quien defenderá el individualismo y aquellos valores de mercado, la Nueva Escuela Mexicana busca la promoción de valores humanistas… no en vano se ha dicho que los libros no son comunistas, sino comunitarios.
Es por ello que reitero que más que una diferencia en cuanto a ideologías y más allá de un desacuerdo en cuanto al contenido de los libros, decepciona el nivel de confrontación que pasa por alto los índices de abandono escolar, las condiciones de los planteles, la falta de oportunidades y una serie de condiciones que a final de cuentas constituyen una dificultad para acceder a la educación.
Es de lamentarse que, en vez de construir un puente para que las niñas, niños y adolescentes puedan fácilmente acceder a lo que por derecho les corresponde, se abran boquetes que hacen retroceder y afectar en cuanto a la calidad de vida de las familias, del estado. Pero quizá aquí habría un espacio para reafirmar lo que Marx Arriaga -director de Materiales Educativos de la SEP- nos ha hecho ver: aún sin haber salido los libros de texto de los almacenes, aún sin haberse distribuido, se ha logrado que quienes se oponen, se den a la tarea de leer, cosa que en anteriores administraciones, no habían hecho.