Científicos descrubieron el miércoles los fósiles de una ballena primitiva desenterrada en Perú, llamada perucetus colossus, que vivió hace unos 38 millones o 40 millones de años, en la época del Eoceno.
Una criatura parecida a un manatí que podría haber superado en masa a la ballena azul, considerada durante mucho tiempo el animal más corpulento del que se tiene constancia.
Los investigadores calculan que Perucetus medía unos 20 metros de largo y pesaba hasta 340 toneladas, una masa que superaría la de cualquier otro animal conocido, incluida la ballena azul y los dinosaurios más grandes. Su nombre científico significa “ballena colosal peruana”.
“La principal característica de este animal es sin duda su peso extremo, lo que sugiere que la evolución puede generar organismos con características que van más allá de nuestra imaginación”, afirmó el paleontólogo Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa, autor principal de la investigación publicada en la revista Nature.
La masa mínima estimada de Perucetus era de 85 toneladas, con una estimación promedio de 180 toneladas. La mayor ballena azul conocida pesaba alrededor de 190 toneladas, aunque era más larga que Perucetus, con 33,5 metros.
El Argentinosaurus, un herbívoro cuadrúpedo de cuello largo que vivió hace unos 95 millones de años en Argentina y fue clasificado en un estudio -publicado en mayo- como el dinosaurio más grande, se estima que pesó unas 76 toneladas.
¿Cómo era Perecetus?
El esqueleto parcial de Perucetus fue excavado en un desierto costero del sur de Perú -una región rica en fósiles de ballenas- con 13 vértebras, cuatro costillas y un hueso de la cadera.
Las osamentas, inusualmente voluminosas, eran extremadamente densas y compactas, una característica denominada paquiosteoesclerosis, que está ausente en los cetáceos vivos -como ballenas, delfines y marsopas-, pero está presente en los sirenios, otro grupo de mamíferos marinos que incluye manatíes y dugongos.
Se calcula que su esqueleto pesaba entre 5 y 8 toneladas, al menos el doble que el de la ballena azul.
“Su cuerpo gordo e hinchado puede haberse parecido más al de un sirenio que al de cualquier ballena viva. Y entre los sirenios, por su tamaño gigante y probable estilo de vida similar, podría recordar a la vaca marina de Steller, descubierta en 1741 y exterminada por los humanos pocos años después”, dijo Bianucci.
No se encontraron restos craneales ni dentales, lo que dificulta la interpretación de su dieta y estilo de vida. Los investigadores sospechan que Perucetus vivía como los sirenios: no era un depredador activo, sino un animal que se alimentaba cerca del fondo de aguas costeras poco profundas.
“Debido a su pesado esqueleto y, muy probablemente, a su cuerpo muy voluminoso, este animal era sin duda un nadador lento”, afirmó el paleontólogo Olivier Lambert, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas.
Y agregó: “Me parece, a estas alturas de nuestros conocimientos, una especie de gigante pacífico, un poco como un manatí supergrande. Debió de ser un animal impresionante, pero quizá no tan temible”.