La Opinión de Benjamín Carrera. . . Decía Mario Benedetti que, en la vida, hay que evitar tres figuras geométricas, de entre las cuales podemos mencionar -para el caso que nos ocupa en este espacio- dos: los círculos viciosos y las mentes cuadradas. Esta no será clase de geometría, sino que pretende más inclinarse hacia el rumbo del civismo, ya que como sabe, se apuesta por preponderar la voluntad ciudadana: de ahí el lema “primero la gente” que más que una simple oración, es un principio en el actuar de quien le escribe.
Sin afán de adoptar una postura paternalista, quisiera más bien en estas letras, hacer conciencia precisamente acerca de la necesidad de salir del círculo vicioso de la apatía que afecta la participación ciudadana como manifestación de la voluntad de la ciudadanía.
Y es que, por más instrumentos de participación se creen, es necesario hacer énfasis respecto a que, el primer paso es hacer uso de ellos para salir de ese círculo en el que, si bien estamos inmersos entre otras cosas por la desconfianza hacia las autoridades, es riesgoso permanecer.
Cuestiones como la ineficiencia gubernamental, la burocracia, el bajo y/o inadecuado perfil de la clase política, el destino de los recursos públicos, por mencionar sólo algunos de los problemas que más nos aquejan, pueden sin duda combatirse con el alza de la participación de la ciudadanía.
Es necesario entonces fortalecer las redes ciudadanas que permean hasta las entrañas del clientelismo rompiendo con la dependencia entre ciudadanía y Estado, estableciendo relaciones sanas que consolidan la gobernabilidad en el país y nos permiten hacer exigible a las autoridades el que cumplan con nuestras verdaderas necesidades.
Todo esto sale a colación debido a que, de manera reciente, se abrió un espacio de participación para la ciudadanía respecto a la Torre Centinela; si bien, hubo una serie de factores que en su momento fueron señalados y que bien pudieron mermar en cuanto al número de entusiastas de la consulta -tales como el corto tiempo en el que se mantuvo abierta a la ciudadanía y la baja publicidad de la que fue objeto- es necesario despertar y transitar hacia un esquema en el que permanezcamos atentos de todos estos espacios que nos permitan manifestar nuestra voluntad a fin de volverla una herramienta de control de la política pública.
Si consideramos que, cerca del 1% de la población del estado fue la que participó en dicha consulta, y peor aún, si tomamos en cuenta que, en una consulta que se realizó de manera paralela y que versaba sobre reformas en tema ambiental participaron tan sólo 4,465 personas (el 0.11% de la población estatal) tenemos que estos resultados no son alentadores – o sí, para la clase política-
De lo anterior, se desprende que, o no nos interesa como sociedad lo que se hace con nuestros impuestos ni con nuestro entorno, o que la apatía nos mantiene al margen de cualquier decisión que sin duda es importante para la comunidad… le aseguro que es lo segundo.
Dejemos entonces de tajo, dos de las figuras a las que hace referencia Benedetti: las mentes cuadradas, para dar paso entonces a salir del círculo vicioso de la no participación, le aseguro que vale la pena alzar la voz y convertirnos en férreos demandantes de aquello que siempre hemos deseado.