Frente a un gran números de árbitros, futbolistas, dueños de equipos locales y público en general, se impartió una conferencia motivacional a cargo del árbitro de la FIFA, César Arturo Ramos Palazuelos.
Fue una charla de más de dos horas, donde el silbante Ramos Palazuelos platicó sus experiencias dentro y fuera de las canchas de todo el mundo.
El conferencista, nacido en Culiacán, Sinaloa, aseguró que para lograr ocupar una posición entre los árbitros más importantes del mundo, tuvo que hacer muchos sacrificios por ser mexicano.
Con el lema de “Un barbaján no puede ser arbitro” dicho que aprendió a los 16 años de edad de un viejo maestro, cambió su manera de pensar y de vivir.
“El arbitraje es una actividad que forma a personas, aprendí viendo en la televisión a mi corta edad, la elegancia de un árbitro central con una intachable solvencia moral, siendo así surgió la oportunidad actual de recorrer el mundo”, detalló el ponente.
La constancia, disciplina, valentía y el sacrificio de dejar a su madre en Sinaloa para viajar a la Ciudad de México, para buscar la oportunidad en el futbol, recordó con emoción.
“Mi madre me enseñó a ser agradecido con la gente que me ayudó a alcanzar el sueño, tal y como lo hizo el juarense y arbitro retirado, Antonio Marrufo Mendoza”, comentó para posteriormente pedir un aplauso para el ex directivo de la Federación Mexicana de Fútbol.
El tema de la pandemia fue abordado por el árbitro mundialista; dijo que le costó un sin número de pruebas médicas y de resistencia en Paraguay para prepararse y participar en el mundial de Quatar 2022.
“Fueron meses antes de pitar los juegos del mundial de clubes en el 2021, pero se jugó en el 2022 entre 129 prospectos a pitar el Quatar, 129 ilusiones, 129 compañeros que no fueron convocados por FIFA, solo 5 mexicanos, la verdad lloré“, externó.
Al final la Federación de Árbitros de Ciudad Juárez, entregó reconocimientos por su trayectoria mundialista a César Ramos Palazuelos y al árbitro asistente juarense, Alberto Morín.