(Por Antonio Huizar Flores) — En la comunicación y en la política, no importa cuánto inviertas si no existe la congruencia.
Este aforismo de la comunicación política cae como balde de agua fría al alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, luego del lío al que se metió con la clausura de la librería Sándor Márai del exgobernador Javier Corral, en un probable acto de revanchismo político.
La clausura, presumiblemente por orden de la Gobernadora María Eugenia Campos, pero efectuada por inspectores municipales, vuelve a poner al frente el lastre en imagen que Marco Bonilla cargaba desde que era candidato a la alcaldía: aquella imagen de un sucesor imberbe que no alcanza a realizarse como su propia persona.
Durante la campaña en 2021, la mayor debilidad del entonces candidato — verdadera o no — era su figura como un joven sin experiencia, dependiente de su superior, Maru Campos. Eran prolíficos los comentarios y hasta memes (casi siempre despectivos) empleando los arquetipos del Joven Bonilla y la Jefa Maru. De hecho, un punto fuerte de su principal contrincante, el ex-priísta Marco Quezada, era la imagen de Quezada como un hombre experimentado, un viejo lobo de mar que ya había sido alcalde. Contrastaba su circunspección versada, a la ligereza novicia de Marco Bonilla.
Es por eso que no pasó desapercibido el cambio de imagen del presidente municipal, quien luego de una cirugía este pasado diciembre, pasó de portar lentes diario, a no usar anteojos.
Desechar los lentes fue una medida para despojarse de la imagen un tanto juvenil y pusilánime, que no por culpa propia cargaba encima, para aparentar madurez y ampliar el abanico de características para conjugar su imagen.
Desafortunadamente para quien haya asesorado a Bonilla (probablemente el gurú publirrelacionista César Navarrete), el cambio fue inútil.
La clausura de la librería Sándor Márai por orden de la señora gobernadora pinta al presidente municipal Marco Bonilla como lo que querían evitar: un mancebo inexperto incapaz de actuar por sí mismo.
Esto nos lleva a recordar un máxime del liderazgo auténtico: no importan cuantos recursos y esfuerzos se inviertan en el marketing si no eres consecuente en tus acciones; en comunicación y en política, la congruencia es clave.