Finalmente sucedió: Kevin McCarthy, republicano por California, se hizo de la presidencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos tras 15 rondas de votación a lo largo de la semana y ceder ante las presiones de algunos miembros de la derecha más dura de su partido.
Tras una serie de votaciones sin éxito que no ocurrían desde hace 100 años, el líder republicano consiguió los votos necesarios el viernes por la noche para hacerse con la tercera posición electa más importante de la política estadounidense, sin embargo, el precio parece haber sido muy alto.
Aunque regularmente la elección del presidente de la Cámara de Representantes, compuesta por 435 integrantes, es un proceso relativamente sencillo, varias de las posturas de McCarthy y su historial legislativo generaron el rechazo de al menos 20 legisladores del ala más dura del partido republicano, muchos de ellos avalados y apoyados por el expresidente Donald Trump.
Convencerlos de votar a favor de su presidencia en la cámara baja requirió cederles poder en los procesos de decisión y análisis de las leyes que se discutirán en los siguientes meses. Además, este grupo de ‘rebeldes’ republicanos podrá tendrá más peso en las negociaciones internas del partido. Así, la presidencia de McCarthy apunta a ser una de las más divisivas en la historia reciente de Estados Unidos y el Congreso 118 que encabezará uno de los más polarizados y lentos en la toma de decisiones legislativas.