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El cierre de año llegó con la sexta ola de contagios por COVID-19, al registrar un aumento de 34 mil 290 contagios y 199 muertes en poco más de un mes.
Previo al cierre de la semana 49 del año, autoridades de Salud han registrado 7 millones 145 mil 409 casos acumulados, así como 330 mil 592 defunciones reconocidas.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, el inició de la sexta ola comenzó en noviembre, cuando comenzó el inicio de la tendencia.
Si bien algunas entidades, como Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Veracruz, Tabasco, Puebla y Sonora concentran la mayor parte de los casos, la incidencia está aumentando más en otros estados.
Hasta ahora, Quintana Roo tiene la mayor incidencia con más de 70 casos de COVID por cada 100 mil habitantes y 1377 casos activos de los 13 mil 722 reportados por la Secretaría de Salud.
Le siguen Yucatán, con incidencia de 50 casos por cada 100 mil habitantes; Ciudad de México, con 40; Sonora, Chihuahua y Campeche, con 20.
En Nuevo León, donde autoridades de salud reactivaron el uso de cubrebocas obligatorio en todos los lugares cerrados, la incidencia es de cerca de 10 casos por cada 100 mil habitantes y concentran 458 casos activos.
La Comisión Especial para la Atención de la Emergencia por COVID-19 de la UNAM alertó que esta ola de contagios viene con casos de otras enfermedades respiratorias.
“La epidemia de infecciones respiratorias actual que configura la sexta ola de la pandemia es más compleja porque participan COVID, influenza y otros virus respiratorios. Es una ola que se está configurando de manera diferente. Las infecciones no son tan graves o tan letales como lo fueron en otras olas”, explicó Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud de la UNAM.
Si bien la variante dominante a nivel global desde noviembre de 2021 sigue siendo ómicron, actualmente hay un conjunto de subvariantes que continúan siendo estudiadas, con manifestaciones muy similares.
“Como ha ocurrido en los dos años previos, es altamente probable que las celebraciones de fin de año incrementen el riesgo de contagios, provocando un gran número de casos de infecciones respiratorias agudas y neumonías, lo que puede representar una carga adicional a los servicios de salud, así como el uso inadecuado de antibióticos, riesgo de generación de nuevas variantes virales, desplazamiento en la atención de otras enfermedades, secuelas, sufrimiento y costos asociados a la atención”, sostuvo la comisión que recomienda mantener las medidas preventivas, incluyendo el uso de cubrebocas en espacios cerrados.
