Esta Brasil no se mueve a ritmo de samba, pero sí es tremendamente eficiente. Ante una Serbia muy guerrera que les complicó la vida en exceso en la primera mitad, su debut en el Mundial lo resolvió el delantero brasileño menos brasileño: Richarlison. Con un doblete suyo (su segundo gol fue una obra de arte), los sudamericanos empiezan mandando su candidatura a ganar un trofeo que se les resiste desde hace dos décadas.
Aun así, no fue sencillo el debut de la pentacampeona. Evidentemente, Brasil es superior a Serbia, pero los de los Balcanes son un conjunto tremendamente trabajado. Ya venían de decepcionar en el Mundial de 2018 pese a tener un combinado con buenos futbolistas, y tenían ganas de resarcirse en esta cita mundialista ante los sudamericanos. A base de un tremendo orden táctico y notable trabajo colectivo, la luz de los brasileños se apagó en la primera parte.
La segunda mitad fue radicalmente diferente, ya que empezó a quedarse corto el derroche serbio ante el talento de sus rivales. Brasil cada vez merecía más ponerse por delante, sumando ocasiones claras de una forma mucho más asidua. Así, tras un remate de Vinicius, Richarlison encontró el gol en el rechace. El delantero se vino arriba tal y como hicieron los suyos, dejando, minutos después, uno de los goles del Mundial. En un escorzo tremendo, anotó el definitivo 2-0 para cerrar el partido y regalar al mundo del fútbol uno de esos tantos que se recordarán con el paso de los años. La única nota negativa a una noche tan redo da la dejaron las lesiones, ya que Neymar y Danilo se retiraron lesionados.