Las residencias y centros de salud ya tienen puesto en marcha el mismo protocolo de vacunación que el año pasado por estas fechas. A los mayores y personas de riesgo se les está inoculando a la vez la vacuna de la gripe y del coronavirus siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud. Pese a que la COVID no está tan presente como el año pasado y su gravedad es mucho menor, los expertos nos recuerdan que ni ha desaparecido ni lo va a hacer y que año tras año la población más vulnerable tendrá que ponerse recuerdos de la vacuna como ocurre con otros virus estacionales. Hasta el momento se ponen dos pinchazos y suelen tener reacción que se pasa a los dos días.
Por eso los expertos consideran prudente separar las vacunas en aquellas personas que ya hayan tenido efectos adversos relevantes anteriormente, sobre todo en personas jóvenes y en hombres menores de 40 años ya que se ha demostrado que, aunque no viene mal tenerlas, el riesgo de padecer enfermedad grave es muy bajo. Pero ¿qué pasa con los mayores de esa edad?
De acuerdo con el comité científico del Colegio de médicos de Madrid, lo que se busca ahora es trabajar en algo totalmente nuevo. Una sola vacuna que proteja contra ambos virus “e incluso contra SARS-CoV-2 y neumococo”, aunque habrá que esperar a que se demuestre su seguridad y eficacia en humanos. Las vacunas actuales son eficaces y seguras para las nuevas variantes de ómicron y este mes se espera la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dará visto bueno a los nuevos fármacos de Sanofi y de la española Hipra, contando con hasta fármacos para afrontar el invierno.
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Se espera que esta posibilidad, de que sea solo una vacuna y no dos las que haya que ponerse, sea un remedio para la fatiga pandémica que ha causado que un mes después de comenzar la campaña de vacunación, solo la mitad de la población mayor de 80 años no se haya puesto el refuerzo. Una cifra que no llega ni al 25% si hablamos de la población de entre 60 y 79 años. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) reconoce que el cansancio acumulados de estos años repercute en la vacunación de la cuarta dosis, pese a las ventajas que aporta a las personas vulnerables.