Por voluntad presidencial se acabó el Covid en México, así es señores, ya que tan solo hay un fallecimiento diario causado por ese virus, de acuerdo a lo expresado por López Obrador.
“En las últimas semanas México registra en promedio, un fallecido al día por Covid”, informaba el presidente en la mañanera de hace una semana, cuando en la realidad, conforme a lo señalado por la Secretaría de Salud, se promediaron 5,548 casos semanales y 129 muertes.
Mientras que en China, en Shanghái, cierran el puerto marítimo más importante de ese país y otras ciudades decretan el cierre de estaciones del metro y rutas del autobús urbano, así como de escuelas por nuevos brotes del virus; aquí se canceló el semáforo preventivo epidemiológico y se levantaron las medidas preventivas, incluso hasta del cubrebocas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que los casos de defunción en México fueron el doble de las señaladas por las cifras oficiales de la Secretaría de Salud.
La OMS estimó que entre 2020 y 2021, ocurrieron alrededor de 626 mil personas fallecidas a causa de la crisis sanitaria por el coronavirus, de acuerdo con el último informe sobre exceso de mortalidad publicado hace cinco días.
La asignatura pendiente del gobierno de López Obrador es la vacunación a niños mayores de 5 años, ya que se ha negado sistemáticamente a darles el antígeno, sin importar que en buena parte de los países del mundo, se aplica la vacuna Pfizer con éxito y con reconocimiento de la OMS.
Luego de su viaje a la Habana, AMLO anunció que “se comprará la vacuna cubana Abdala para vacunar a los niños más pequeñitos”, sin considerar que aún no se tienen los avales internacionales que garanticen su eficacia.
El cuidado de la niñez debería ser la máxima prioridad del Estado, empero, se escatiman recursos en la compra de vacunas Covid para ellos y ahora salen por comprar el producto cubano.
El combate de la pandemia en nuestro en México ha sido un desastre y aún con esos antecedentes, se continúa haciendo todo para ir a contracorriente de lo que se emprende en otras latitudes para preservar la salud de los habitantes.
Las secuelas derivadas de la enfermedad aún no se descubren en su totalidad, aunque son millones de habitantes en el mundo que las seguirán padeciendo por el resto de sus vidas.
Resulta inverosímil que los niños mexicanos se estén vacunando en Estados Unidos porque aquí no se les quiere proteger con el antígeno, pero eso sí, se declara que estamos libres del virus por “decreto presidencial”.
Biden ha vacunado a más niños mexicanos que AMLO.
La línea de tiempo acompañada por las declaraciones del tabasqueño en torno a las secuencias de contagios y muertes por SRAS-CoV-2 es, por decir lo menos, patética e insensata, ya que desde “la protección de estampitas”, “el no es necesario el uso del cubrebocas”, pasando porque “la enfermedad no le da a los corruptos” y reiterando que con “un ungüento se cura el Covid en los niños” y que “solo hay una defunción diaria”, el presidente es y será muy cuestionado por la incapacidad para salvar la vida de miles de mexicanos.
La pandemia no ha terminado y está lejos de ser exterminada, al contrario, irá mutando hacia otras variantes que pudieran ser o no más peligrosas, dependiendo de las vacunas y la capacidad humana para evolucionar, adaptarse y vivir con esos nuevos virus.
Los gobiernos tienen la obligación primaria de proteger a la población, ya que en ellos se ha depositado la confianza y el manejo de los recursos públicos para emprender lo necesario para evitar que las pandemias arrasen con la humanidad, empero hay quienes pasan por alto esta premisa, en aras de propósitos políticos que requieren de esos presupuestos para consolidarse en el poder.
Lo único que queda hacer es seguir autoprotegiéndonos con las medidas preventivas y las vacunas, que aunque no las otorgue el gobierno, se tendrán que seguir buscando allende nuestras fronteras.