Consultada por Infobae, Laurie Ann Ximénez-Fyvie, Doctora en Medicina de Harvard, explicó el riesgo de la nueva variante del SARS-CoV-2 en México; desde los motivos por los que aparentemente es una cepa “leve”, hasta las recomendaciones de protección.
Solo han pasado 12 días desde que arrancó el 2022 y México ya tiene un claro protagonista del año: la más reciente variante del COVID-19, Ómicron. Los casos han marcado ya un par de récords en número de acumulados diarios, 44 mil 187 fue el registro de este miércoles 12 de enero. Ya se trata del país en América Latina con más casos de esa cepa. Pero desde el gobierno se ha descartado algún riesgo latente. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los síntomas que provoca son leves, que se trata de un “covidcito”. La comunidad científica rechazó tales declaraciones. Ese mismo día (10 de enero), dicho sea de paso, el mandatario anunció quem por segunda vez, se encontraba contagiado.
“Se está especulando y hay mucho que todavía no sabemos”, dijo consultada por Infobae Laurie Ann Ximénez-Fyvie, Doctora en Medicina de Harvard. Partiendo por el hecho, indicó de que “no hay ninguna evidencia de que Ómicron sea menos agresiva que otras variantes del virus SARS-CoV-2″. Y aunque lo fuera, supuso, el simple hecho de que sea más contagiosa, ya la hace más grave que cualquiera de las variantes anteriores puesto que apunta a una mayor pérdida de vidas.
Hasta este momento, se estima una cifra menor de fallecidos a nivel nacional por Omicrón, en comparación con las otras variantes como Delta. Sin embargo, para la también jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM, eso se debe a dos causas que distan del supuesto de que esta cepa sea menos peligrosa.
La primera razón, explicó, responde a la cronología. “Para ver las defunciones aparecer pasan semanas desde que se registran los contagios, y el espacio entre el reporte de casos y defunciones se ha ido ampliando conforme la pandemia ha ido progresando”. Es decir, todavía faltarían algunas semanas para conocer el verdadero impacto letal de Ómicron. Además, advirtió, es imposible que el aumento tan acelerado de contagios “no vaya de la mano con la ocupación hospitalaria”.
México confirmó su primer caso de la variante el pasado 3 de diciembre. Durante la última semana de ese mes, de acuerdo con datos del Global Initiative on Sharing All Influenza Data (GISAID), los casos de la nueva cepa se quintuplicaron en territorio mexicano.
Mientras que el otro factor que ubica la científica son las vacunas, cuya función no es evitar el contagio, subrayó, sino evitar la enfermedad severa y la muerte. “Ómicron es la primera variante que entra fuerte, pero encontrando una población que ya está masivamente vacunada. Y pues las vacunas hacen su trabajo y salvan vidas”. Los no vacunados entonces podrían enfernarse de esa variante con la misma gravedad que los primeros casos del virus.
El razonamiento que expone la doctora queda respaldado por el reporte de este martes de la Secretaría de Salud: en México, de sus 130 millones de habitantes, 82 millones 482 mil 249 personas han sido reportadas como vacunadas, de las que un 91% ya cuenta con el esquema completo.
La respuesta del gobierno a Ómicron
“El esfuerzo que ha hecho el gobierno es patético. Tuvimos seis semanas para preparar la llegada de Ómicron”, indicó la experta recalcando que las autoridades ya sabían que la variante estaba evadiendo “de forma muy importante” la inmunidad previa tras la infección, así como, en menos grado, la otorgada por vacunas de una y dos dosis. “A pesar de que sabíamos esto, nunca se aceleró la vacunación. A sabiendas de que necesitábamos poner terceras dosis, el gobierno le has prestado tan poca importancia que ni siquiera las está reportando”.