23 noviembre, 2024

Biden acusa a Trump de ponerle «una navaja en el cuello a la democracia»

«Hoy hace un año, en este lugar sagrado, la democracia fue atacada». El presidente de Estados Unidos, cuya toma de posesión trató de impedir una turba incitada por Donald Trump hace exactamente un año, ha conmemorado aquella sombría jornada con un discurso a la nación desde el mismo Capitolio que fue saqueado. Joe Biden ha condenado este 6 de enero de 2022 las acciones de su predecesor en el cargo, al que ha acusado de renunciar a sus obligaciones mientras disfrutaba del espectáculo del saqueo cómodamente desde un despacho en la Casa Blanca.

«No es sólo un expresidente, es un expresidente fracasado», dijo Biden, haciendo énfasis en la última palabra de esa frase. «Nunca ha sido capaz de demostrar sus falsas denuncias de fraude».

Después, Biden describió a Trump como el «verdadero instigador» de la insurrección y el saqueo del Capitolio.

«La vedad es que el anterior presidente ha creado una red de mentiras sobre las elecciones de 2020, y lo hace porque antepone el ejercicio de poder a los principios, porque antepone su interés a los de esta nación, porque su propio y malherido ego le importa más que este país, y porque no puede asumir que fracasó», dijo Biden en una durísima alocución en la que también pidió a los republicanos que se desmarquen de Trump y sus teorías conspirativas sobre el fraude electoral.

Biden dijo, enardecido, a ratos visiblemente enfadado, que aquel 6 de enero de 2021 fue «la primera vez que un presidente que pierde unas elecciones trata de prevenir un traspaso pacífico de poderes con una turba violenta que saquea el Capitolio, aunque fracasaron, hay que decirlo claramente: fracasaron». «Vamos a asegurarnos de que ese tipo de ataque no vuelve a suceder nunca», dijo el hoy presidente.

Sobre su propio papel en esta crisis, Biden dijo: «No me metí yo en esta pelea, traída a este Capitolio hace hoy un año, pero tampoco voy a huir de ella. Me quedaré donde estoy. Defenderé esta nación. No permitiré que nadie ponga una navaja al cuello de la democracia».

Biden dejó que antes tomara la palabra la vicepresidenta, que antes era senadora por California y estuvo en el Capitolio aquel 6 de enero, aunque se marchó antes del saqueo. Kamala Harris comparó el 6 de enero de 2021 al ataque japonés contra Pearl Harbor o los atentados terroristas del 11-S. «Esta es la fragilidad de la democracia, si no estamos alerta, si no la defendemos, la democracia no durará, se derrumbará y fracasará», dijo Harris. «El hecho de que estuvimos cerca de que unas elecciones fueran revertidas aquel día es muestra de lo frágil que puede ser la democracia».

Biden hizo numerosas referencias a Donald Trump y sus falsas denuncias de fraude electoral en las elecciones de 2020. «¿Vamos a ser una nación que acepta la violencia política como norma?», se preguntó el presidente. «¿Vamos a ser una nación que viva no a la luz de la verdad sino a la sombra de la mentira?».

El presidente hizo el discurso desde lo que se conoce como la Sala Nacional de las Estatuas, rodeado por el panteón dedicado a los próceres de la patria americana, bajo la mirada de las esculturas de Thomas Edison, Henry Clay, Fray Junípero y Barry Goldwater, entre otros. Allí se reunió medio siglo la Cámara de Representantes, antes de la Guerra Civil.

Esta sala también la atravesaron los insurrectos del 6 de enero de 2021, con sus gorras y banderas de Trump, uno de ellos cargado con el atril que se había robado de otra sala, saludando sonriente a las cámaras. Fue destruida, como el resto del Capitolio, en el anterior saqueo, el de la guerra contra los ingleses en 1812.

Para honrar la jornada, la Cámara de Representantes, donde hubo disparos durante el saqueo, ha cancelado su jornada de sesiones. El Senado mantiene una agenda muy reducida, sin votaciones, que se reanudan el lunes.

Durante días, Donald Trump amenazó con hablar en una rueda de prensa este mismo 6 de enero para ofrecer su versión de los hechos y seguir difundiendo sus desmentidas teorías sobre el fraude electoral, pero los republicanos le disuadieron, y la canceló a última hora.

Más de 700 insurrectos han sido detenidos, y el FBI busca a otros 350 para juzgarles. Una buena parte han sido condenados después de declararse culpables, y la mayor pena de cárcel hasta la fecha es de cinco años, por golpear a agentes de policía que custodiaban el Capitolio.

Aquel 6 de enero iba a tener lugar algo que suele producirse cada cuatro años: las dos cámaras del Capitolio iban a certificar la victoria de Biden en las elecciones de 2020. Trump, sin embargo, presionó a su partido para que lo impidiera, alegando un fraude del que nunca aportó pruebas convincentes. Convocó a sus partidarios a un mitin ante la Casa Blanca y después les invitó a marchar al Capitolio, que rodearon y fue saqueado después, con un saldo total de nueve muertos, cinco de ellos policías, de los que cuatro se suicidaron después.

Como Biden ha recordado en su discurso, la turba hasta construyó una horca ante el Capitolio para ahorcar al vicepresidente de Trump, Mike Pence, que era quien presidía el Senado en aquella jornada.

Ausentes de esta sombría conmemoración estaban los líderes republicanos, incluidos aquellos que marcaron distancias con el expresidente después del saqueo. Ni siquiera recibió al presidente el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, que repudió públicamente a Trump y se ha convertido en objetivo de sus más duros ataques desde entonces.

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