Joaquín Cosío y Silverio Palacios ofrecieron un conversatorio en el Teatro de Cámara Fernando Saavedra, donde, de manera cercana con el público y en un ambiente afable e íntimo, ambos histriones compartieron vivencias y experiencias por las que han pasado a lo largo de su trayectoria, las cuales, los han llevado a ser dos de los actores de mayor reconocimiento dentro del cine y teatro mexicano contemporáneo.
La presentación se llevó a cabo como parte de la programación del Programa Red de Teatros de la Secretaría de Cultura de Chihuahua, en coproducción con la compañía Teatro Bárbaro, Centro Cultural Helénico, Teatro El Milagro y A.C. Teatros ANTI.
Joaquín Cosío, nacido en Tepic, Nayarit, pero radicado en Ciudad Juárez desde temprana edad, narró sus inicios en la actuación, y el cómo, al llegar “de provincia” a la Ciudad de México, fue precisamente con su compadre, Silverio Palacios, con quien entabló una amistad que ha trascendido más allá de los escenarios.
Al hablar de sus trabajos más icónicos y de su reacción ante el hecho de que el público lo identifique con nombres como Mascarita, de la película “Matando Cabos”, o El Cochiloco de “El Infierno”, aseguró no sentirse incómodo con ese hecho, sino por el contrario, mostrarse agradecido.
“El trabajo que nosotros hacemos es una expresión para la gente y el público hace lo que le venga en gana con ese trabajo que le ofrecemos. No puedo decir a la gente que no me llamen “Cochiloco”, la gente decide porque es un personaje que pudo haber incidido en el gusto masivo y eso es algo que finalmente hay que agradecer”, manifestó.
Por su parte, Silverio Palacios, quien ha compartido el set en ambas filmaciones con Cosío, reafirmó esta postura. “El que a ti te llamen como tu personaje es implícitamente un reconocimiento al efecto que causó tu trabajo, entonces siempre es grato. El que griten ¡Caníbal! o ¡hey Cucaracha! o ¡Pánfilo! por la calle, es algo extraordinario, porque corroboras que vale la pena trabajar para que a alguien le entrañe tu personaje”.
Ambos actores estuvieron en Chihuahua presentando la obra “Los Habladores” al lado de Diego Jáuregui, Laura Almela y Valeria Navarro. Una singular puesta en escena que muestra un desfile de gente “supuestamente normal”, quienes abren la boca para crear, con sus pecados, doble moral y confesiones, autorretratos sin pudor de gente del México de hoy.
Silverio Palacios cerró la noche brindando un consejo a las personas que estudian arte y que acudieron a la charla, manifestando una de las premisas más importantes dentro de la actuación y de cualquier propósito que se tenga en la vida.
“La cámara en el cine no aspira a otra cosa que registrar algo vivo, porque la belleza está en lo vivo, lo que nosotros salimos a presumir en escena es cuan vivos nos sentimos a través de los personajes. La realidad virtual aspira y sueña con acercarse a lo vivo y nosotros, aquí en el teatro, venimos a demostrar cuan vivamente nos corresponden ustedes como espectadores. Despreocúpense si son altos, chaparros, bonitos, gordos, flacos o lo que sea, mí no me preocupa ser feo mientras yo pueda presumir basta, amplia y llanamente que estoy vivo”, señaló.